Con información de Dulce Muñoz y Francisca Zaragoza

Guanajuato.- En un reducido local de 16 metros cuadrados, de 4 por 4, sin ventilación, sin sanitario, ni agua potable, vive Rosendo López con su esposa Luz Elena Márquez y sus cuatro pequeños, el mayor de 10 años y el menor de 3.
Se trata de un pequeño local que le prestaron, pues ambos son de Chiapas, y como tantas familias forman parte de los desplazados que huyen de la violencia de los grupos criminales.

De poco hablar, y con la mirada perdida, señala que trabaja de jornalero en los campos de la comunidad del Bajío, muy cerca de San Judas Tadeo, donde gana un promedio de 300 pesos diarios que apenas le alcanza para sobrevivir.

Sí vivimos en una situación muy pobre. Nos dormimos en el suelo, colocando plásticos, y tomamos agua de un garrafón que nos cuesta 50 pesos”, señala con cierta preocupación.

En su “cuarto habitación” solo hay ventilación a través de la cortina de acero, pues se trata de un local comercial; en la noche la bajan y solo dejan un poco de ventilación.

“Temprano, a eso de las 6 de la mañana, me recoge una camioneta para irnos a trabajar al campo; mi esposa también va, y nos llevamos a los niños, pues no tenemos con quien dejarlos”, añade.

 En locales sin ningún servicio viven los jornaleros migrantes. Foto: José T. Méndez.

En comunidades como La Sandía, La Arcina, Barretos, Los Ramírez, hay familias completas que viven en situación similar, en locales que no tienen servicios básicos.

Los baños son pequeños espacios cubiertos con plásticos negros. Donde cocinan colocan dos ladrillos, encima una lámina, y debajo leña; la luz la “jalan” de otros medidores.

Para los habitantes de estas comunidades es común ver a los jornaleros en estas condiciones, que vienen de otros estados, principalmente de Guerrero.

Constantemente cambian de lugar; se quedan donde les prestan, pues no tienen que pagar la renta”, dice Luisa López, una vecina de la comunidad del Bajío que les lleva algo de alimentos a estas personas.

Traslado de alto riesgo

Es muy común verlos viajar en unidades en deplorables condiciones en las carreteras del sur del municipio de León, como es Santa Ana del Conde, Los Ramírez, Puerta de San Germán, San Judas.

“Sus condiciones laborales son muy lamentables. Aquí en los Ramírez los contratistas alquilan locales, bodegas donde viven hasta 20 personas, sin agua, sin baño, en condiciones inhumanas, y en completa promiscuidad”, dice Mariana Hernández, vecina de la comunidad de los Ramírez.

Añade que los mismo contratistas pasan por ellos a las 6 de la mañana, los llevan a los campos agrícolas para plantar cebollín, piscar fresa o calabacitas, y a medio día los regresan a sus locales, que no son viviendas.

Amontonados en camionetas son trasladados a los campos agrícolas. Foto: José T. Méndez

“Viajan peor que animales, y no hay autoridad que obligue a estos contratistas a mejorar las condiciones de traslado; las patrullas municipales, o del Estado los ven, los paran, les dan sus mordidas y todo sigue igual”, explica Manuel Soto, vecino de Los Sapos.

En un recorrido de AM por estas carreteras que comunican a las comunidades rurales, se pudo comprobar que la vigilancia es nula, y es muy común ver cómo transportan a estos jornaleros, mujeres y niños, en condiciones de alto riesgo.

Dan apoyo a menores en campos agrícolas

A través del proyecto “Campamentos Na´Valí” el Centro Indígena Loyola en León brinda atención a niños hijos de jornaleros agrícolas que cada año llegan a campos de comunidades a trabajar en la cosecha de chile jalapeño y serrano. 

En entrevista con AM, Fabiola Hernández Hernández, quien colabora en el programa de Acompañamiento a Personas Jornaleras Agrícolas Indígenas Migrantes del Centro Indígena Loyola detalló que el año pasado con este proyecto se atendieron a 545 niñas y niños en tres campos agrícolas, mientras que este año fueron 175 en dos campos. 

Se reduce el número porque hemos visto que hay más movilidad, hace cinco años las familias llegaban y se quedaban toda la temporada de pizca, pero ahora si hay sequía el chile no se corta, eso hace que no se quedan aquí 10 semanas sino menos tiempo”, atribuyó a estas causas la disminución de niños atendidos. 

Hernández explicó que el proyecto enfocado al acompañamiento de niñas y niños nació en 2014 y destacó que se llama “Campamentos Na´Valí” porque na´valí significa niñas y niños en lengua tun’savi

Este acompañamiento se realiza a través de tres ejes: salud, educación y nutrición y consiste en montar una carpa, de lunes a viernes en los campos agrícolas todos los días durante la temporada que están las familias trabajando en la cosecha de chiles. 

“Desde el 2020 se suma una doctora y se brindan medicamentos, la finalidad es acercar los servicios de salud y estos son espacios donde los niños puedan estar durante la temporada de pizca. Este año el campamento inició en mayo y terminó en julio, se atendieron a niños entre los 3 y 10 años”, precisó. 

Principales enfermedades 

Las principales enfermedades que se han detectado en esta población son las gastrointestinales, de las vías respiratorias e infecciones en la piel, desnutrición, dolores musculares y golpes de calor, indicó Fabiola Hernández. 

Referente a las acciones orientadas al eje de nutrición comentó que desde hace varios años tienen una alianza con la licenciatura en Nutrición de la Universidad de Guanajuato, pues cada año estudiantes de la misma acuden a los campamentos para medir y pesar a los niños. 

Esto ayuda a tener un registro nutricio de los menores para elaborar un menú basado en los alimentos que requieren, es así que se han desarrollado dos alimentos saludables como una gordita de harina de garbanzo y un atole. 

Les damos el desayuno, la comida y una fruta y en el eje de educación hacemos actividades con los niños que están aprendiendo a leer y escribir y ejercicios de estimulación temprana con los más pequeños”, agregó. 

Se perpetúan las brechas en el acceso a derechos 

La activista lamentó que el trabajo de los jornaleros migrantes siga siendo muy precarizado, pues por su labor son familias que no tienen acceso a una seguridad social, un contrato de trabajo y se enfrentan a la ausencia de prestaciones de ley. 

“En el caso de las viviendas que les rentan no tienen servicios como agua y luz porque están en obra negra. Si al otro año vienen y ese lugar ya tiene servicios ya no se los vuelven a rentar. 

“Este sueño de mejorar las condiciones de vida no sucede porque en las localidades que se les recibe hay discriminación porque no les rentan todos los lugares”, sostuvo. 

Ofrecen ayuda humanitaria

Guanajuato en los últimos años ha experimentado un notable incremento en la llegada de jornaleros agrícolas, siendo el municipio de León el que recibe una mayor cantidad, principalmente de origen indígena.

De acuerdo con  la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional (SMEI) en 2017 se contabilizó el arribo de 762 indígenas jornaleros agrícolas en León, el 94% de ellos originarios de Guerrero, seguidos de Jalisco y Michoacán. Estas familias, compuestas mayoritariamente por parejas jóvenes con hijos pequeños.

Ante esta realidad, la Secretaría del Migrante de Guanajuato reporta que ha implementado diversas acciones para garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de los jornaleros agrícolas.

Con ayuda humanitaria a los migrantes en tránsito y que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad, buscando fortalecer a las organizaciones y asociaciones civiles que dan atención a los migrantes en tránsito en su paso por el estado de Guanajuato

Así como brindar protección y asistencia integral a las Personas Migrantes Jornaleras Agrícolas (PeMiJoAg) y sus familias que contribuyen al trabajo jornalero en el territorio del estado de Guanajuato.

La SMEI se encarga de coordinar las sesiones de la Red Estatal de Atención a Personas Migrantes Jornaleras Agrícolas en Guanajuato, así como de coordinar acciones con los integrantes.

La Secretaría también da asesorías legales y administrativas a las PeMiJoAg que requieran de algún trámite en especial, además de otorgar apoyos especiales a familias jornaleras agrícolas que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad, tales como traslados a sus lugares de origen, traslados de restos de personas migrantes o gastos funerarios.

Además de labor asistencial y humanitaria, también realiza entregas a familias de jornaleros agrícolas de botellas de agua, cobijas, colchonetas matrimoniales, despensas integrales y botiquines de primeros auxilios.

Estos se entregan de manera directa a las familias migrantes en los campos jornaleros o asentamientos ubicados en los municipios de Dolores Hidalgo, León, San Francisco del Rincón, Romita, Silao de la Victoria, San Felipe, San Luis de la Paz, Manuel Doblado, Purísima del Rincón, entre otros.

DAR

 

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