Es que Morena no es como los de antes, no se cansa el presidente Andrés Manuel López Obrador de repetir en cada oportunidad para distinguir su administración de los regímenes priista y panista que le precedieron con sus prácticas llenas de corrupción y vicios políticos antidemocráticos.

El pasado fin de semana Morena llevó a cabo su elección interna de cara a las elecciones de 2023 y 2024; aunque las perspectivas existen, fue insoslayable el uso de las viejas mañas que acostumbran los de antes, casi como si algunos de ellos y ellas estuvieran en el partido de la transformación, ¿o no? Acarreos, compra de votos, embarazo de urnas y hasta golpes menudearon en casillas de todo el país. 

Aunque el presidente quiso minimizar las costumbres de la vieja política mexicana al interior de su partido al mencionar porcentajes mínimos de irregularidades y suspensión de casillas, tan solo en Hidalgo hubo reclamos por todos lados, entre ellos que, ¡oh, sorpresa!, personajes políticos advenedizos y de raigambre opositor movieron sus recursos para finalmente colocarse en cargos de Morena.

Pero no hay que hincarle el diente a la 4T, pues al ser el partido que marcha en solitario para la renovación presidencial ha crecido enormidades (con mucha ayuda de una oposición tan extraviada y débil que no se le ve por dónde) y con su masificación llega también el disenso. Esto es normal en cualquier proceso democrático, si agrupas a muchas personas y a numerosos sectores aumentarán los puntos de vista; así, no es cosa rara que haya disputas y hasta manotazos en ejercicios como el del fin de semana, pero lo verdaderamente importante será qué pasará con Morena frente a ese escenario.

Ante su notable crecimiento será que Morena se divide y corrompe por los personajes que nutren al partido y que tienen bien aprendidas las mañanas de la política mexicana, o acaso la cuarta transformación limpia los pecados de aquellos para que sean verdaderos agentes del cambio nacional.   

Gran parte de lo que ocurra con Movimiento Regeneración Nacional tendrá que ver con lo que suceda una vez termine el mandato de Andrés Manuel. La disputa entre las corcholatas presidenciables podría dejar una división profunda en Morena que lo desmorone ante la falta de su pilar, pero eso dependerá en buena medida de la forma en que López Obrador encamine la sucesión. Ya se verá.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *