He visto muchas publicaciones desde que, hace unas semanas, se decidió que los alumnos de educación básica volvieran a las clases en línea; publicaciones en donde padres de familia, y defensores de derechos humanos exigían que se reabrieran las aulas para que los niños asistieran a clases de forma presencial, pues se les estaba negando el derecho a la educación.
Claro que son válidos ambos puntos de vista, tanto el cierre de escuelas como el querer reabrirlas para que los niños asistan. Por un lado está el brote de la quinta ola de Covid, donde lo que se creía una “simple gripa”, como se dice coloquialmente, al hacerse el test daba positivo al Covid; claro que ya no nos da como antes, pero eso no significa que no nos cause un daño. Hace unos días platicaba con una conocida, que, contando de su experiencia sobre su último contagio, mencionaba sobre el hijo de una amiga suya había tenido gripa y a los pocos días comenzó con unos síntomas distintos al coronavirus, lo llevaron al médico y al hacerle la prueba dio un resultado positivo, y no solo eso, al realizarle estudios se dieron cuenta que el virus había hecho avanzar la enfermedad que padecía. A lo mejor no es el caso que todos los niños que se contagian desarrollen una enfermedad paralela que los ponga aún más en riesgo que el SARS-COV2, pero es imposible para saber cuál es la situación de cada menor, a menos que los padres tengan conocimiento previo del estado de salud exacto de su hijo. También existen muchos niños que por azares del destino tienen alguna enfermedad que los hace inmunemente comprometidos a cualquier bacteria o virus.
Toda la exigencia de volver a abrir las aulas entiendo que está justificado, pero no para todos es la misma realidad.
Ahora el punto de volver a la forma presencial y tradicional es también muy válido. Maestras y maestros comentan que en el tiempo que se tuvo a los niños en las aulas notaban que al principio no socializaban con sus compañeros porque realmente no los conocían, pero al paso de los días esa habilidad se fue desarrollando y empezó una convivencia diferente; también se dieron cuenta que en los recesos los niños no corrían de la forma como se había visto antes, pero al hacerlo se notaban un poco más torpes, y no juegan en grupos, sino de forma individual, así como seguramente lo hicieron toda esta pandemia en casa.
La escuela no solo los ayuda a formarse educativamente, sino que les brinda la oportunidad de socializar, hacer actividades lúdicas, desarrollar la motricidad en todas sus formas y enseñarles que existe algo más que la computadora, el celular y la familia nuclear.
Por eso sé que es importante el regreso a clases en este nuevo ciclo escolar, pero también es importante cuidar a nuestros niños y su salud, así que la decisión que tomen las autoridades tanto sanitarias como educativas para que el retorno a los salones sea seguro, o el permanecer en línea sea lo mejor, deberán ponerlo sobre una mesa a meditarlo con mucho cuidado, por lo pronto, vacunen y protéjanse todos en la familia, es la mejor forma de que nuestro cuerpo responda a lo exterior, y no solo lo digo por el covid, todas las vacunas que nos toquen en nuestra cartilla nacional debemos tenerla, pues estas están diseñadas para que el ser humano sobreviva a las enfermedades, cuídense y bonitas vacaciones, hasta la próxima.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo