Luego de la derrota del PRI en las votaciones del pasado 5 de junio en Hidalgo y la alternancia de la mano de Morena después de 93 años de partido hegemónico, quizá la reciente detención del exgobernador Jesús Murillo Karam es parte de los acontecimientos del año que marcarán al estado.

El hecho, guardando las debidas dimensiones, podría equipararse al encarcelamiento de Gerardo Sosa Castelán en agosto de 2020 por delincuencia organizada y tras el congelamiento de cuentas bancarias de la Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH) derivado de transferencias irregulares desde Suiza por 151 millones de dólares.

Sosa Castelán renunció al PRI y apoyó la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador lo cual no impidió que fuera detenido ya en la época de la cuarta transformación y después confinado a prisión domiciliaria donde se supone permanece.

Mientras que Murillo Karam se alejó de la vida pública y política en la recta final de la administración de Enrique Peña Nieto, situación que tampoco impidió que fuera aprehendido. El encumbramiento de López Obrador debió suponer para el exgobernador la amenaza constante de la detención desde hace cuatro años.

El originario de Real del Monte, mentor de buena parte de la actual clase política estatal del lado del PRI e incluso de quienes brincaron a Morena, se convirtió en el primer exgobernador de Hidalgo que enfrenta un proceso penal.

Aunque el motivo de su detención no está vinculado a la administración que encabezó en la entidad de 1993 a 1998, sino a su paso por la extinta Procuraduría General de la República (PGR) en el sexenio peñista. 

Sin embargo, los alcances de su captura, y su probable vinculación a proceso o no el próximo miércoles por los delitos de tortura, desaparición forzada y contra la administración de justicia en el caso de los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, claro que tienen repercusiones en Hidalgo.

Para Andrés Manuel López Obrador, Murillo Karam se convirtió en el villano favorito durante las pasadas campañas presidenciales a su paso por Hidalgo al vincularlo, ya sea desde sus mítines en plaza Juárez de Pachuca o en los chacaleos que concedía a los reporteros, con la corrupción y señalarlo como causante de la pobreza en el estado.

Esa animadversión, una vez que ganó las votaciones de 2018, la trasladó a las conferencias en Palacio Nacional donde el blanco predilecto fueron los integrantes del llamado, actualmente agónico o ya casi muerto, Grupo Hidalgo. 

Si bien el encono presidencial se cebó en ese espacio contra el senador priista Miguel Ángel Osorio Chong, también destacó las declaraciones contra David Penchyna Grub a quien acusó de ganar 700 mil pesos mensuales como director del Infonavit. Otras dos vertientes que el gobierno federal podría explotar en futuros procesos judiciales de así necesitarlo de no prosperar el caso Murillo.

La verdad histórica de Murillo Karam es similar, no la misma, a la versión presentada recientemente por Alejandro Encinas, titular de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa: los estudiantes fueron asesinados.

Pero Encinas agrega que los restos de los normalistas fueron esparcidos en varios lugares y no en uno solo (el basurero de Cocula) como concluyó Murillo Karam y subrayó que los asesinatos fueron perpetrados por el crimen organizado con la participación de varias instancias gubernamentales, es decir un crimen de estado, donde el exgobernador de Hidalgo ordenaría alterar y manipular evidencias para desviar la investigación.

De no quedar plenamente comprobada la acusación de crimen de estado, la Fiscalía General de la República (FGR) puede optar por otro camino y son las acusaciones de desvío de recursos en la entonces procuraduría, donde se menciona a Lidia Noguez, ratificada recientemente como integrante del Consejo de la Judicatura de la entidad. Todo esto, en vísperas de la sucesión gubernamental en Hidalgo cuya próxima administración empleó en campaña la consigna de acabar con la corrupción. El caso Murillo mete presión al nuevo gobierno para cumplir esta promesa.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *