El pasado sábado 27 de agosto, falleció en la Ciudad de México, una leyenda del cine mexicano: Miguel Gurza; un gran profesional, un estupendo entrenador de animales, un muy buen actor; pero, sobre todo, un gran ser humano.

Activo en el medio cinematográfico desde mediados de los años 60, Miguel, construyó una gran historia en el medio cinematográfico nacional. Él, junto a su hermano Humberto, se convirtieron en los más prestigiados entrenadores de animales para trabajos fílmicos, en todo el continente americano.

Miguel, también incursionó en la actuación. Sus primeras apariciones en la pantalla grande fueron también junto a Humberto. Fue “Chanoc”, una saga cinematográfica de culto, en el cine mexicano de aventura; producida a inicios de los setenta, donde los hermanos Gurza ganaron gran popularidad y cariño por parte del público mexicano.

Pero, Miguel Gurza, el legendario entrenador de animales salvajes, era mi amigo. Le conocí a la mitad de los años ochenta. Era yo un niño cuando visité por vez primera los históricos Estudios Churubusco, la catedral de la producción fílmica en México. Ahí, junto a Miguel, recorrí ese mágico lugar.

Nunca olvidaré aquel día de mi infancia. Primero, ver la imponente figura de larga y rizada melena rubia, ese era Miguel. Después la convivencia con toda clase de animales que eran utilizados en las producciones de la época: un hermoso tigre de bengala, una pantera, chimpancés, víboras, aves, etc.

Todos conocían a Miguel, todos le mostraban simpatía. En aquel lejanísimo primer día de convivencia con él, pude observar como otras celebridades del cine mexicano le saludaban con amplia efusividad. Todos lo conocieron, no había actriz, actor, productor o director, guionistas, vestuaristas; todos conocían al legendario Miguel Gurza.

Escuchar las vivencias y experiencia de este legendario personaje, era atender a gran parte de la historia moderna de nuestro cine. Era un auténtico deleite oírle hablar sobre sus anécdotas con personalidades tales como Germán Valadés “Tin Tan”; el Indio Fernández; Michael Douglas; Arnold Schwarzenegger; el Santo; Alejandro Jodorowsky; y un largo etcétera.

De la mano de este ilustre personaje, comencé mi labor en el medio cinematográfico. Fue hace veinticinco años, cuando él, Miguel, me animó a probar suerte dentro la labor cinematográfica. Después, en mi primer proyecto fílmico como productor, él trabajó conmigo, lo hizo actuando; al igual que en mi debut como director, hace casi veinte años.

Las noches hablando de cine, tomando café con Miguel, mediante una partida de backgammon, no se irán jamás de mi memoria. El cine mexicano le debe un homenaje a este legendario personaje. Hasta siempre leyenda.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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