Para iniciar esta columna diré que todos los cuerpos son válidos, valiosos y hermosos y que nadie, absolutamente nadie debería criticar cuerpos ajenos y una moda no debería poner en riesgo la salud física y mental de ninguna persona.
Ya lo veíamos venir, desde hace un tiempo el regreso de los elementos de los 2000 marcó tendencia, los tops, el maquillaje con glitter, las trenzas y los pantalones a la cadera fueron los avisos que la industria de la moda nos brindó.
La moda es cíclica, aseguran múltiples expertos en el ámbito, aunado a las pruebas palpables donde podemos notar el regreso de la moda de los 2000, mejor conocida como moda Y2K, está ahora tocando las puertas de nuevo y dominando TikTok.
Esta tendencia está retomando fuerza debido a que está trayendo de nuevo la moda de la extrema delgadez, como se veía a inicios de los 2000, misma que causó polémica por la muerte de modelos que intentaron llegar a las tallas cero y doble cero y que puso en cuestionamiento la industria y sus estándares de belleza.
La moda Y2K causó un importante impacto en las generaciones de aquellos años de forma positiva por el estilo nuevo y llamativo que rompía paradigmas, pero también de forma negativa, ya que la talla ideal de Y2K ponía en riesgo la salud de las mujeres jóvenes al someterse a cambios radicales en su estilo de vida y alimentación para lograr los tamaños ceros, vientres planos y pieles marcadas por los huesos.
En su momento se señaló y puso en cuestionamiento los estándares de belleza y requerimientos de la industria para poder apegarse a los tamaños cero.
Y, ¿qué pasaba si no éramos así de delgadas? Exacto: El trauma, el mismo que queremos evitar a las nuevas generaciones. No podemos dejar pasar una moda que traumatizó a tantas miles de mujeres que quisieron alcanzar medidas imposibles.
Muchas mujeres son genéticamente delgadas, otras han trabajado para reducir tallas por salud y otras mantienen ciertas medidas a través de una vida balanceada. Ser delgada no está mal, el problema es cuando se convierte en una meta, un final para ser aceptado, una moda que transmite el mensaje erróneo.
Porque entonces surgen figuras públicas que utilizan sus plataformas y alcance para dar consejos, hablar de dietas mágicas, mostrar entrenamientos extremos y vender productos milagro para obtener esa nueva silueta. Nada nuevo claro, porque siempre ha sucedido pero las plataformas cada vez son más inmediatas, al alcance de más personas.
Riesgos de la Talla 00
De acuerdo con nutricionistas y psicólogos, el regreso de esta tendencia podría regresar a su vez ciertos trastornos alimenticios, tales como la anorexia y la bulimia.
Hasta el momento, en redes sociales es donde se han abierto debates respecto a la llegada de la talla doble cero como tendencia, pues luego de un periodo de fomentar cuerpos voluminosos, que la moda cambie podría generar problemas, especialmente en adolescentes adeptas a la moda.
En últimas fechas, tanto influencers como figuras públicas de gran alcance han sido blanco de críticas por un cambio drástico de volumen en su figuras.
Esto ha generado debate entre ¿hasta dónde estamos emitiendo opiniones no solicitadas sobre cuerpos ajenos y hasta dónde estamos normalizando cambios tan drásticos que pueden ser riesgosos y la vuelta de las tallas reducidas?
Adoptamos las tendencias de forma casi inconsciente y aunque de principio pueden hacernos cuestionar qué estamos siguiendo, terminamos normalizándolas incluso si implican riesgos.
Hablar de los cuerpos y la salud siempre será delicado pero es un hecho que no debemos seguir alimentando las tendencias con base a reducir tallas para vernos aesthetic y encajar. Ni las tallas ni el peso son una medida para definir la salud de una persona y mucho menos su valor o belleza.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo