México se caracteriza por tener tradiciones que perduran años y sorprenden al mundo por ser tan efusivas y únicas. En el mes de noviembre sobresale la celebración del Día de Muertos, misma que coincide tanto con el tiempo de cosecha como con el calendario cristiano que dedica esas fechas a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos.

Según la creencia de los indígenas, el primer día de noviembre se dedica a los “muertos chiquitos”, es decir a los niños, y el segundo día a las personas fallecidas en edad adulta.

En ambos casos se realiza un homenaje al difunto que visitará la Tierra para disfrutar de las ofrendas.

El Pan de muerto

Anteriormente las ofrendas de las culturas prehispánicas consistían en panes de figuras, tamales y amaranto; lo más cercano al pan de muerto como lo conocemos pudiera ser el “Huitlatamalli” (una especie de tamal).

Actualmente, en México hay muchísimos tipos de pan de muerto dependiendo de la región, estos tipos varían de acuerdo a su forma de elaboración y presentación. Los tradicionales pueden ser sólo azucarados, barnizados en huevo con ajonjolí, pintados de rojo, más ovalados que redondos y en algunos lugares hasta con dedicatoria; y los más modernos cuentan con relleno de crema pastelera, nata y nutella. Definitivamente el pan de muerto es un pequeño tributo a los difuntos y un gran deleite para los vivos.

Las calaveritas de dulce

Las calaveritas de dulce tienen su origen en el tzompantli (“tzontli” significa cabeza o cráneo y “pantli” es hilera o fila), un altar creado por culturas mesoamericanas, hecho con cráneos de quienes habían sido sacrificados en honor a los dioses y que simbolizaba la conclusión de una etapa de vida extendiéndola a otro nivel, pero al llegar los españoles prohibieron este tipo de ofrendas y los indígenas tuvieron que sustituir los cráneos reales por otros materiales. De hecho, la técnica de las calaveritas de dulce fue traída por los europeos, quienes usaban el alfeñique para formar una dulce pasta moldeable. Una de las peculiaridades de las calaveritas es que en la frente suelen llevar el nombre de la persona a la que va dedicada, recordándonos que lo único seguro que tenemos en la vida es la muerte.

El papel picado

El papel picado viene de la época de los aztecas, quienes hacían sus adornos y vestimentas con papel, al que le daban la forma que querían decorándolo y pintándolo con imágenes de sus dioses; esta costumbre cambió un poco con la llegada de los españoles, pues éstos trajeron una nueva forma de cortar el papel.

La flor de Cempasúchil

La colorida flor de Cempasúchil es una de las que no puede faltar en nuestro altar, cuenta la leyenda que su origen viene de los pobladores del valle de Mallinalco en donde al fallecer algún familiar, adornaban su tumba con pequeñas flores llamadas Tonal Xóchitl. Un día, al pasar los mexicas por ahí, decidieron adoptar la tradición pero como la flor les parecía muy sencilla, la transformaron en una con más pétalos hasta llegar a una que equivalía a veinte Tonal Xóchitl, por eso decidieron llamarla Cempasúchil que significa “veinte flores”.

El altar

El altar es una ofrenda que suele colocarse en la casa de la familia del difunto o sobre su lápida, estas ofrendas suelen estar llenas de significados.

Los altares pueden ir desde lo más sencillo, que es una mesa con la foto del difunto y comida y cosas que lo recuerdan, hasta los típicos altares de siete niveles, en los cuales, cada escalón representa el camino que recorre el alma de un muerto para descansar en paz.

La catrina

La catrina es un personaje muy popular que viste muchos de los adornos del Día de muertos, esta calavera elegantemente arreglada fue hecha como una metáfora de la clase alta de la sociedad mexicana en tiempos de Porfirio Díaz.

El creador de este personaje fue José Guadalupe Posada y cuenta la historia que su nombre original era “La Calavera Garbancera” pero no fue hasta que Diego Rivera, la plasmó en su “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” dándole un toque muy refinado con ropa de mujer y plumas alrededor del cuello, que se rebautizó como La Catrina.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo 

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