Con tremenda tronadera llegó al año nuevo a Pachuca; locales comerciales del mercado Primero de Mayo, en el centro de la ciudad, se incendiaron con la pirotecnia que almacenaban y que tuvo a bien estallar para festejar el arribo de 2023.
Otra vez un percance, que ahora afortunadamente no causó personas lesionadas ni víctimas mortales, mantiene animado el debate sobre el uso de pirotecnia y una posible prohibición ante los riesgos que representa con accidentes tiro por viaje, especialmente durante las varias celebraciones en el último mes del año y también en los festejos patrios.
Aunque quizá mucho más útil que la prohibición, existente por ejemplo en Tulancingo pero que no ha servido para terminar con la práctica de tronar cuetes entre la población, sea la regulación efectiva de la actividad, pues la falta de precaución tanto para usarlos como para fabricarlos y almacenarlos es lo que deriva en accidentes verdaderamente lamentables. Lo malo es que para ello es necesaria la existencia de ese animal cuasimitológico conocido como: voluntad política.
El inicio de 2023 tampoco ha sido bueno para automovilistas de Hidalgo. En somera revisión de las redes sociales del gobierno estatal me encontré los avisos que llaman a realizar trámites varios como la verificación, que anda por ahí de hasta más de mil pesitos por auto, además de apurarse para comprar las nuevas placas.
Si hablamos de sentido, el trámite de la verificación tiene cierta lógica para contribuir a mantener en buen estado los vehículos, aunque sea esto ya más bien un acto de fe porque el asunto parece más de naturaleza recaudatoria como lo es cínicamente el cambio de las placas que llega con la nueva administración, aquí sí no hay de otra: el objetivo es cobrar.
En más anuncios me encontré que el gobierno estatal impulsa de nuevo la venta de tarjetas para quienes quieran llevar su bici en el Tuzobús, quesque para fomentar la movilidad en dos ruedas y sin motor. Sin embargo y atinadamente, personas usuarias pidieron a las autoridades estatales priorizar la construcción, mantenimiento y vigilancia de las ciclovías que en la mayoría de los casos están abandonadas e invadidas por automovilistas, motociclistas, comerciantes, peatones y demás, porque sin eso cualquier discurso para promover el uso de la bici queda, como dicen coloquialmente: en pura baba de perico.
El gobierno estatal ya tiene la administración del Tuzobús y a partir de la próxima semana la afluencia volverá a la normalidad con el regreso a clases. A ver cómo les va.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo