Militares masacraron a cinco jóvenes en Nuevo Laredo, Tamaulipas, presuntamente luego que las personas salieron de un antro y volvían a sus casas. La Comisión de Derechos Humanos de Nuevo Laredo asegura que integrantes del Ejército en esa zona “están fuera de control” y advierten al presidente López Obrador que incumplen sus órdenes de “no matar heridos, no cometer masacres y respetar los derechos humanos de las personas”.
Después de los hechos, varios videos dan cuenta de cómo militares disparan al suelo o al aire para dispersar a civiles que los encaran e incluso golpean para reclamar por la muerte de los jóvenes. Estas acciones despertaron rechazo o aplausos entre la ciudadanía. Los primeros repudian el uso de la violencia por parte soldados armados contra la indignación civil; los segundos consideran que las autoridades deben hacerse respetar y, ante la violencia que ejercieron los habitantes, era necesario calmar los ánimos con disparos de advertencia.
De acuerdo con los videos publicados en redes sociales y otras situaciones que han ocurrido en distintos puntos del país, lo que veo, entre otras cosas, es que hay un completo estado de abandono.
Abandono a los protocolos de seguridad necesarios para enfrentar situaciones de riesgo sin tener que emplear disparos contra población desarmada. Abandono a los cuerpos de seguridad que carecen de estrategias de respuesta y apoyo efectivo cuando se encuentran en situaciones como la de Nuevo Laredo o lo que han padecido en Hidalgo al ser agredidos por habitantes que protegen a huachicoleros. Abandono, por supuesto, a la población que padece una y otra vez tanto los efectos de la delincuencia, organizada o no, y que además tiene que enfrentar la violencia por parte de los cuerpos de seguridad como policías y soldados, ahora con su presencia extendida en todo México. Esta, creo, no es la respuesta, y para como van las cosas habrá otros incidentes de ese tipo antes de que las cosas mejoren. Si es que lo hacen.
MARCHA POR EL INE
Aunque en Pachuca hubo discreta respuesta a la marcha convocada a nivel nacional que, argumentaron, fue para defender al INE de los perversos planes de López Obrador para terminar con la democracia, en la Ciudad de México sí juntaron quizá un par de cientos de miles, lo que significa un notable incremento en la participación de quienes rechazan al presidente.
Y es que a pesar de lo que asistentes a la marcha aseguraron, más que una defensa de la democracia veo un rechazo claro, abierto y general contra López Obrador y su política completa, cuya manifestación es, por supuesto, válida y necesaria.
Sin embargo, no dejan de interesarme las incongruencias que todavía son persistentes en los grupos que increpan al presidente, por ejemplo, en sus constantes señalamientos sobre que las suyas sí son manifestaciones de a deveras, hechas por ciudadanos y ciudadanas de verdad, como si aquellas con las que no coinciden fueran de gente inventada con motivos irreales.
Tal soslayo a las causas ajenas e incluso contrarias no deja de parecerme incongruente porque si algo reclaman al mandatario es su proclividad a la división. Separar a la ciudadanía de a deveras de la que, a su juicio, no es, no es otra cosa que el mismo juego que sale de presidencia, con la salvedad de que en los manifestantes rosas percibo todavía una carga clasista notable.
Andrés Manuel, muy en lo suyo, sigue ninguneando cualquier expresión en su contra. Alega que el movimiento fue orquestado desde las cúpulas conservadoras, y aunque me parece claro que sí lo fue, también hubo respuesta ciudadana considerable y legítima que aumenta con el tiempo y busca rivalizar con el músculo social mayoritario del que todavía goza el presidente.
Torpemente, muy torpemente y de manera mezquina, actores y partidos políticos enteros buscaron colgarse el milagrito de haber sido artífices de la masiva respuesta en la Ciudad de México para llevar agua a su molino en víspera electoral. Aunque en Pachuca también fueron relativamente discretos como fue la propia marcha, a nivel nacional no se midieron como fue el caso de Alito Moreno que en un video solo le faltó decir que le agradecieran por mover a México, como decían en el tricolor hace unos años. Una vergüenza.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo