El bullying mata, recientemente lo confirmamos otra vez con la muerte de Norma Lizbeth, quien desde muy pequeña era acosada por compañeras y compañeros de escuela, en San Juan Teotihuacan, Estado de México, por su apariencia y forma de hablar, según mencionaron personas que la conocieron.
A mediados del año pasado, Juan Pablo, adolescente de 14 años, fue rociado con alcohol y quemado por dos de sus compañeros en la Telesecundaria de la comunidad El Salitre, Querétaro. De acuerdo con su padre, el menor sufría bullying por parte de compañeros y su maestra por ser otomí y no hablar bien español. Semanas después del ataque Juan Pablo fue dado de alta del hospital.
El bullying mata. Así tan trágico como se lee. Y no podemos ignorarlo.
Recientemente se ha discutido mucho sobre los nuevos libros de texto gratuitos que edita el gobierno federal, a propósito de la información que dio a conocer Carlos Loret de Mola a través del portal Latinus, en la que reprocha que el material, entre otras cosas, pretende enseñar a niños y niñas de primaria que decir expresiones como dijistes, buscastes, estuvistes, están bien dichas. Y pues sí, sí lo están.
Apenas somera búsqueda es suficiente para dar con el criticado material escolar del que, además, se indica que está en proceso de edición. En uno de sus recuadros de explicación indica lo siguiente:
“Es importante crear conciencia entre los alumnos sobre el hecho de que las formas de hablar son variadas, para evitar juicios por la forma de expresión. Esto va de la mano con reconocer en qué situaciones conviene ajustar o matizar las expresiones (algo que todas las personas hacen)”.
Hay una discusión en la que están enfrascados los defensores del ‘buen hablar’ que desenvainaron espadas para proteger las arbitrarias normas del lenguaje, pues al parecer malentendieron lo que pretende el libro de texto y temen que niñas y niños mexicanos crezcan sin la salvaguarda de una buena ortografía.
Sin embargo, de acuerdo con mi comprensión lectora, la intención es enseñar a estudiantes que existen muchas formas de hablar español o cualquier otra lengua y que ninguna de ellas está mal. Pero no se espanten, paladines de la corrección gramatical, el propio libro de texto indica que hay formas para hablar con familiares y amigos, y otras para hacerlo en otros contextos, los formales, por ejemplo, así que no hay tal cosa como decirles que ignoren las normas, simplemente se les explica que existe lo que siempre ha existido: adecuación del lenguaje.
Respaldo, sin duda, tal postura educativa, porque vi, sufrí y ejercí bullying contra personas por ‘no hablar bien’, porque eso pensamos, que hay una forma de hacerlo bien y otras mal, y nos dicen que estas merecen la vergüenza, el escarnio, la burla y hasta la violencia para corregirlas. Nadie nos dijo, al menos no a mí durante mi educación básica, que en realidad las formas de hablar son diversas y ninguna es equivocada, pues responden a necesidades de comunicación específicas que cambian según el tiempo y lugar. Quizá si lo enseñaran en la escuela, quizá si comprendiéramos que así funciona, Norma Lizbeth, Juan Pablo y muchos otros niños y niñas no habrían sido objeto de burlas ni terminado como sucedió. No lo olvidemos nunca: el bullying mata.
¿QUÉ VA A PASAR CON EL AGUA?
A propósito del Día Mundial del Agua el 23 de marzo, en el Congreso de Hidalgo fueron presentadas varias iniciativas encaminadas principalmente a generar conciencia en la población sobre el cuidado del recurso y obligar a entidades gobierno a diseñar e implementar estrategias para ello. Por supuesto son buenas intenciones, pues de acuerdo con cifras de Conagua, alrededor de 15 por ciento del consumo total es para abastecimiento público, por lo que los ahorros en este rubro pueden ser significativos.
Pero ¿saben cuál es el sector que más agua emplea? La agricultura, con más de 75 por ciento del consumo total. Conviene entonces pensar más en las medidas y acciones legislativas que pueden realizarse enfocadas en ese sector, ¿no? También en la industria. ¿Estamos preparados con marcos legales para enfrentar una crisis como la que recientemente sufrió Nuevo León o para una peor? Ojalá que sí.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo