En el Valle de Tulancingo hay algunos árboles que por su belleza y antigüedad han sido objeto de nuestro cariño y cuidados. Uno de ellos se localiza en la colonia Estrella, otro en la colonia San Luis y varios más en Ventoquipa. Sobre estos últimos existe la versión de que fueron plantados en la época de los aztecas para dar sombra a los corredores que realizaban la ruta de las conchas. Esta ruta de las conchas iba del Golfo de México al altiplano, supuestamente para llevar pescado fresco en el mismo día, del mar de Veracruz a la mesa de Moctezuma.

El ahuehuete que se encuentra sobre la calle Manuel de la Colina también está junto al río Tulancingo. De acuerdo con algunos ingenieros forestales del ICAP, como datos preliminares se puede afirmar que son árboles de más de 300 años de edad, pudiendo llegar hasta los 700.

Finalmente, sobre el que escribiré más en esta ocasión, es el ahuehuete de la colonia Estrella. Es un árbol muy querido, los vecinos saben de su antigüedad y por eso lo cuidan. En 1983 comenzó a quemarse por la noche y fue hasta 24 horas después que con dos descargas de agua los bomberos lograron apagar el fuego. El entonces delegado, el señor Refugio Muñoz Torres, fue quien lo rellenó de cemento para ayudarlo a mantenerse firme, pero también para evitar que el hueco tan grande que se había hecho en su tronco lo usarán los malvivientes

En 2008, cuando se hacían las obras de remozamiento del río (poco después de las inundaciones del 99 y 2007), los ingenieros encargados de la obra avisaron que iban a tirar ese árbol. Los vecinos manifestaron su inconformidad y el delegado de la colonia avisó a los ingenieros de la obra que no iban a permitir su tala, amenazando incluso con rodear el árbol para protegerlo si fuera necesario. Solo permitieron que le cortaran una rama. Cabe señalar que entre los defensores del árbol había gente de otras colonias de la ciudad, no nada más de la colonia Estrella.

Sobre este árbol hay muchas historias. Se cuenta que durante la Revolución colgaban a los soldados rebeldes ahí. A principios del siglo XX se contaba que pasaba por ahí La llorona.

Las reuniones de vecinos se hacen bajo su sombra. Hasta hace unos 30 años, vecinos del ejido Farías llegaban a hacer una fiesta el 3 de mayo. De hecho, ellos pusieron una cruz de madera que a la fecha se conserva. El 15 de septiembre solían poner la bandera nacional en el árbol. Actualmente, a un lado del ahuehuetzin (árbol viejito en náhuatl), está el aviso de alerta de inundación.

De acuerdo con la versión de los vecinos, las raíces de dicho árbol llegan hasta la carretera, pues cuando han realizado excavaciones para hacer pozos se ven las raíces.

Un agradecimiento especial para la realización de este artículo al señor Juan Manuel Muñoz Gómez, a los señores Ramiro Ávila Cruz, Román Guzmán y Bernardino Rodríguez, vecinos de la colonia desde hace más de 30 años.

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