Honrar y recordar a quienes han entregado su vida al servicio de los demás y en nuestro entorno han destacado en el ámbito de la cultura, las artes, el servicio y la protección de las reservas freáticas y del medio ambiente nos enaltece como sociedad y nos permite tener referentes de vida para continuar con esos ejemplos de capacidad, lucha y esfuerzo.

En Hidalgo, el Congreso del estado, mediante el Decreto 130 publicado el 26 de mayo de 2003, instituyó la entrega de la Medalla Miguel Hidalgo y Costilla para ser entregada anualmente a quien haya destacado por sus aportaciones en las diversas áreas del conocimiento humano o el arte que hayan redundado en beneficio del estado o hayan coadyuvado a nuestro desarrollo.

Este reconocimiento se otorga previa designación de una comisión especial de diputados que emiten la convocatoria correspondiente y proceden a invitar a organizaciones científicas, culturales, artísticas y sociales, a fin de que presenten candidatos.

Analizadas y evaluadas las propuestas se elabora un dictamen y se presenta al Pleno la propuesta para su aprobación, hecha esta en una sesión solemne que se lleva a cabo en mayo, posteriormente se entrega el reconocimiento.

En el ámbito municipal son pocos los ayuntamientos hidalguenses que reconocen a quienes han aportado su talento y preparación para mejorar la vida cotidiana de los ciudadanos. El Ayuntamiento de Tulancingo ha realizado verdaderos esfuerzos por reconocer a ciudadanos que a lo largo y en el desempeño de su vida han aportado destacadamente su ánimo, actividad y talento en beneficio social como Manuel Fernando Soto, Gabriel Mancera, Nicolás García de San Vicente, Dolores Soto Madariaga y David M. Uribe entre otros.

Resulta imprescindible que los ciudadanos sigamos conociendo y honremos la memoria de ciudadanos tulancinguenses que en años anteriores y en el presente sus actividades y obras los han convertido en ejemplares ciudadanos en áreas de atención y servicio social, en instituciones de servicio como el honorable Cuerpo de Bomberos y la Cruz Roja Mexicana. En organizaciones creadas para la atención a nuestro entorno y recuperación del medio ambiente; de la cuenca del río Tulancingo y de nuestras reservas hídricas entre otras. Líderes sociales que han promovido el progreso y bienestar de la población.

Hoy rindo tributo a la vida de servicio y entrega del mayor Adolfo Ortega Sánchez para honrarlo por entregar su vida a servir a sus semejantes durante más de 40 años al servicio del honorable Cuerpo de Bomberos voluntarios de Tulancingo Hidalgo. Lo conocí y crecí conociendo de su entrega y vocación en el servicio.

El mayor Adolfo Ortega Sánchez  es originario de esta ciudad, nació en 1903; se incorporó al Heroico Cuerpo de Bomberos voluntarios de Tulancingo a principios de los años 40. El 21 de marzo de 1957 asumió el mando de esa institución. Durante su actividad altruista, junto con muchos otros voluntarios anónimos e incluso de sus hijos, acudió a atender siniestros con equipamiento muy limitado y sin una capacitación adecuada. Vivió prácticamente en el cuartel de bomberos listo a servir.

La vocación, tenacidad y suma de esfuerzos permitió que en el H. Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Tulancingo se lograran cambios importantes con nuevo equipo de protección personal, así como de unidades de servicio personal como cascos, capotes y botas nuevas para sustituir los impermeables de los años 40; también equipo de buceo, de rescate en media montaña, adquiriéndose un carro bomba nuevo. Este personaje siempre amable y educado murió el 17 de abril de 1987 dejando un legado de abnegación honor y sacrificio congruente con el lema del H. Cuerpo de Bomberos voluntarios de Tulancingo, el cual, con su ejemplo, constancia y entrega, cumplió al pie de la letra.

Sirvan estas líneas para honrar a este destacado tulancinguense, deseando que el ayuntamiento honre la memoria de este personaje y de muchos más claramente identificados que en las artes, el deporte, la cultura, el servicio, el respeto y cuidado del medio ambiente, la ecología y nuestro entorno, nos han legado un ejemplo, una ciudad, un país y un entorno mejor. Es una buena causa. El H. ayuntamiento de Tulancingo tiene la palabra. Hasta la próxima.

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