Recientemente se estrenó la esperada cinta del exitoso director de Gladiador, como en otras cintas del director, la crítica especializada ha cuestionado la manera en la que esta primera edición retrata una historia entrecortada e incompleta, contrasta con el fondo de una iconografía rica y bien lograda, el pobre desarrollo del guion, la forma en que se “hollywoodizó” la relación de Napoleón y Josefina, quien en esta edición de la película parece una mujer unidimensional, desdibujada y ordinaria, una imagen inconsistente de todo lo que sabemos del personaje histórico. Será que deben obligar a usar gafas violetas y valoren en la actualidad el andar de las revolucionarias en sus tiempos, haciéndolas impopulares en cualquier sociedad, sin mencionar la demás plétora de anacronismos en los que incurre el director.

Según Ridley Scott, Napoleón abandonó una exitosa campaña militar en Egipto por rumores de la infidelidad de su esposa, no obstante, el director, convenientemente, omite a Pauline Fourés, la mujer con quien Napoleón Bonaparte compartió su lecho durante su campaña en Egipto. La mayoría de los historiadores coincide en que Napoleón abandonó la campaña en Egipto después que los ingleses fueran reforzados y la situación interna en Francia se tornó delicada.

Así, la madrugada del 22 de agosto de 1799 Napoleón Bonaparte salió de Alexandria con rumbo a parís, llegaría a la capital en octubre del mismo año a tomar el poder de la asamblea, no a lidiar con las infidelidades de Josefina.

Una Josefina adelantada a su época, decía lo que quería, opinaba de política, guerra, era la principal consejera de Napoleón. Ella vivía su libre sexualidad sin tapujos, sin límites religiosos o políticamente correctos. Josefina estuvo de frente en estrategias políticas de grandes conquistas así que desde la historia las mujeres de frente y los derechos al centro, contribuyendo una Feminismocracia.

Hasta la próxima.

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