Hay un dicho que reza: “mucho ruido, pocas nueces” esta vez en un estricto modo figurado, me permito hacer un aforismo invirtiendo el orden: “muchas nueces y poco ruido”.

¡Y es que vaya coincidencia que priva en la sección XV del SNTE! para desgracia de los trabajadores de la educación, hay tres S y además, hay tres dirigentes sindicales -dos de facto y uno derivado de la elección- ¿casualidad? ¿coincidencia? ¿o calamidad?

Las tres S a las que se alude en el título son:

¡Said Vargas, Sinuhé Oviedo y Sergio Hernández!

Por más que no quieran hacer ruido, los desencuentros saltaron a la vista; sin embargo, el error más grave -hay que señalarlo- Lo cometió Said Vargas Sáenz, pues hizo caso omiso a un elemental postulado de la política misma que el filósofo Michel Foucalt lo refirió así: “El poder no se adquiere, ni se comparte, sino que se ejerce”.

A Said Vargas Sáenz, le está costando caro recuperar el liderazgo que el voto popular del gremio le entregó a través de voto directo y secreto, los exdirigentes sindicales, lo chamaquearon y hoy en día sufre las consecuencias.

En su inocencia política, compartió el poder con Sinuhé Oviedo y Sergio Hernández. Sus asesores -de Vargas Sáenz- uno es experto en mercadotecnia y ventas de bienes raíces le aconseja en política y otro el otro asesor se lo impuso Sinuhé Oviedo, no con el fin de apoyarlo. sino más bien con el objetivo de fiscalizarlo en cada una de sus acciones.

El resultado saltó a la vista, el asesor experto en mercadotecnia y ventas le cerró las puertas a las personas claves que pudieran sumarse al equipo, cuidando antes que nada sus propios intereses y nunca fue posible por medio de la audiencia un encuentro entre el dirigente sindical y quien reiteradamente le solicitaba audiencia.

A Said Vargas le vendieron la idea que sin el apoyo de las dos S restantes, él no llegaría a la dirigencia que hoy ostenta. Supongamos que así podía sucedido; sin embargo, asegurar el triunfo de Said Vargas era ya una ganancia plus para Sinuhé Oviedo y Sergio Hernández.

Darle la vuelta al candidato oficialista del entonces dirigente sindical que apadrinada Luis Enrique Morales era el mejor y único pago que representaba el triunfo de Said Vargas.

Hoy en día las rupturas son evidentes, Said Vargas está obligado a dar el golpe de timón; a recobrar el poder que la investidura sindical le otorgó a través de una elección abierta.

De no hacerlo, las tres S del SNTE podrán ser catalogadas en un futuro no muy lejano en algo sumamente nauseabundo y entonces en vez de abundar S en el SNTE, la base trabajadora percibirá los olores fétidos, no de las “eses” sino de las heces…

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