Hablar de Augusto Ponce Coronado, es hablar de honradez, liderazgo, responsabilidad, compromiso y de la patria; guiado durante toda su vida por el valor de la honestidad, fincó su existencia en querer un futuro bueno para México, apostando siempre por los jóvenes, en quienes veía como los salvadores de esta nación, en el sentido de que la educación y los buenos principios inculcados desde el núcleo familiar darían brillantez a este país; mi padre, formado en el Pentatlón,  ideología adoptada desde su niñez, misma que forjó su formación nacionalista, y en donde aprendió a valorar y honrar a nuestro querido México y desde donde su una figura íntegra y conducir sensato, nacieron.

Nombramientos principalmente políticos, acompañan la vida de este gran hidalguense, una lista interminable de cargos públicos en los que se distingue su paso en cada uno de ellos porque su objetivo fue ayudar y beneficiar a la ciudadanía, su misión de vida se ha cumplido a cabalidad como él lo quiso hacer, ayudando al prójimo, apoyando al desvalido y beneficiando a la sociedad.

De hecho, muchas figuras públicas políticas actuales le deben sus inicios. Augusto Ponce, sin miramientos ha transmitido sus conocimientos y experiencia a los más jóvenes para que tomen el ejemplo.

 

¿Quién por la calle no se ha detenido a saludarlo y entablado plática con él?, porque si hay algo que distingue le distingue es su sencillez y don de gente, siempre amable y cordial con toda la gente que a su paso lo saluda, ¿Quién no ha temblado de emoción al escuchar un discurso de Ponce Coronado? su voz potente y presencia le otorgó el reconocimiento como mejor orador a nivel nacional e internacional a este tribuno hidalguense. Fue fundador de organizaciones como “Vanguardia Revolucionaria Mexicana”, visionario y politólogo, de recio coraje por inculcar el amor a la patria.

 

De formación abogado y administrador de empresas, maestro en Filosofía y Letras, así como doctor en Ciencias Políticas, ‘El Jerarca’, o ‘el socio’,  como amistosamente le conocen, a finales de los años ochenta, fue nombrado Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación, un cargo que nunca antes a un hidalguense se le había conferido.

 

En nuestra ciudad, se caracteriza como excelente padre de familia, Augusto Ponce Coronado, quien durante 58 ocho años unió su vida a Rosita Figueroa, ambos de intachable conducta, buenos vecinos y distinguidos ciudadanos, un matrimonio ejemplar y una pareja de pachuqueños que establecieron su hogar en el que se inculcaron valores y principios, en donde los lazos familiares se fortalecieron y el respeto prevaleció siempre, tomando como guía el ejemplo de la cultura del trabajo y el esfuerzo.

Mucho me enorgullece hablar de mi padre, dedicarle estas líneas y decirle tal como siempre lo despedíamos mis hermanos y yo los domingos por la noche: “Que Dios te acompañe, que Dios te bendiga, que Dios te dé más”. Feliz cumpleaños papá.

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