Sergio Baños, exalcalde de Pachuca, se volvió a poner la camiseta priista sólo para arremeter contra la 4T. En una reciente declaración, con su ya clásico tono de indignación, afirmó: “El aeropuerto de Texcoco iba a ser de primer mundo, ¡de primer mundo, les digo! Pero llegó López Obrador con su consulta ciudadana en una cajita de zapatos tiró todo al suelo, junto con nuestros sueños de aeropuertos futuristas”.
Baños, quien desde entonces parece haber desarrollado una alergia incurable a la 4T, acometió también en contra del alcalde pachuqueño Jorge Reyes, emanado la 4T. Según Baños, Reyes “está acabando con el proyecto que día con día fui construyendo”, y lo dice con tanto dramatismo que uno pensaría que supervisaba la construcción de una nueva ciudad intergaláctica. “Las obras que yo realicé están siendo destruidas”, exclamó, con un aire de tragedia shakesperiana, “¡y esto no debe suceder!”
Cuando se le preguntó qué obras exactamente estaban siendo eliminadas, Baños no dudó en mencionar su proyecto ecoturístico. “Miren, si Ixmiquilpan tiene su ecoparque que recrea lo que sufren los migrantes para cruzar la frontera, ¿por qué no podía Pachuca tener algo mejor? Mi proyecto consistía en hacer una burbuja habitable, donde los turistas creerían que habían llegado a la luna”, explicó Baños, sin ocultar su frustración.
El exalcalde también defendió su política de otorgar un gran número de licencias para la venta de bebidas alcohólicas, argumentando que eran parte de la “ambientación lunar”. Según Baños, cuando la NASA o Elon Musk logren hacer una ciudad habitable en la luna, los futuros habitantes sufrirán nostalgia y depresión. “¿Y qué mejor remedio que unos buenos bares espaciales? El ejercicio físico no es opción por cuestiones de la gravedad, ¡realizar ejercicio no sirve de nada allá! Pero los bares… esos curarán el alma, cualquier síntoma desde el aburrimiento hasta la depresión”.
Sin embargo, su sueño se ve empañado por Jorge Reyes, quien ha comenzado a “acabar con los mini cráteres” que Baños dejó estratégicamente por toda la ciudad, obra que le costó cuatro años. “Mis detractores los llaman baches, ¡pero eran cráteres lunares! Hasta Caasim se había sumado a mi proyecto: ¡escasear el agua, para darle mayor realismo lunar!”, concluyó.
(El presente artículo fue escrito con estricto sentido de humor y sarcasmo, sin apegarse a la realidad, sin embargo, no se descarta que puedan encontrarse algunas coincidencias)