León, Guanajuato.- El acceso a la educación es un derecho humano que nadie discute, sin embargo han crecido las críticas a la figura de la escuela, al afirmar que impone un sistema de control en niños y niñas, obligándoles a aprender los mismos temas al mismo ritmo.
Entre quienes cuestionan los métodos de enseñanza están las propias madres y padres de familia.
Gabriela Arriola es una de ellas: no envía a sus dos hijos a la escuela, los educa en casa brindándoles los conocimientos que ellos necesitan para desarrollar su mente, sus habilidades y una buena gestión emocional que los acompañe a lo largo de su vida.
Creo que las personas que llevan a sus hijos a la escuela invierten mucho tiempo, dinero y esfuerzo pero realmente es para cumplir con los requisitos del sistema escolar: horario, vestimenta, actividades, obligaciones económicas, traslados, tareas”.
Sus hijos Adair y Albar, de 13 y 11 años, nunca han ido a la escuela tradicional.
Desde un inicio ella buscó una educación alternativa pero ninguna institución cumplió sus expectativas, así que investigó y se animó a ir por su cuenta, luego encontró a otras madres y más guías.
Hoy ellos aprenden a su propio ritmo, jugando, de acuerdo a sus intereses y proyectos, con material que sus padres les proporcionan, sean videos de internet, cuadernillos escolares o sitios web especializados, como Khan Academy.
Albar tiene su colección de rocas y quiere ser geólogo. Adair está interesado en el ajedrez, las matemáticas y el juego de video Minecraft.
Gabriela y sus hijos suelen reunirse cada semana con otras familias con las que intercambian puntos de vista, consejos, herramientas y sobre todo, tiempo para jugar.
Contrario al estereotipo que cualquiera podría tener, el grupo de chicos socializan en el parque como cualquier otro que sí asiste a una escuela escolarizada.
Cada familia elige cómo educar a sus hijos, qué materias, qué recursos, qué personas, qué tiempos.
Aprendizaje y autoconocimiento
Como mamá, Stacy no está peleada con la idea de una educación tradicional, pero la pandemia la hizo cuestionarse qué tanto invertía en la educación de su hija Camila.
Descubrió que la niña se sentía más cómoda en casa, leyendo los libros que la SEP -Secretaría de Educación Pública- les proporcionó.
Así que armó un plan familiar para apoyar su educación: mientras un tío le enseña matemáticas, el papá le enseña historia, ella le provee lo demás, aunque cuida mucho en limitar el acceso a internet.
En su caso, Camila sí tiene horarios y conocimientos obligatorios con memorización, como las tablas de multiplicar, fórmulas, efemérides.
“Lo que aprendan los niños sí está muy influenciado por los papás, pero también, parte del trabajo de los papás al tenerlos en casa es descubrir qué es lo que más les gusta a ellos y sobre eso hay que apoyar y trabajar”.
AM entrevistó a varios niños, niñas y preadolescentes que estudian fuera del sistema escolarizado, quienes afirmaron que han ido o toman actualmente clases particulares de música, natación, baile, costura o idiomas, entre otros.
Las mamás afirman que es con lo que se ahorran de uniformes, de colegiaturas, de libros que ni siquiera se usan.
A otra mamá, Mayra, no le interesan los grados académicos. Ha sido testigo de cómo sus hijos Patricio y Maximiliano pintan, realizan manualidades, arman legos, hojean libros, se sumergen en la ludoteca que ella administra y de todo aprenden, a libre decisión.
“Descubrí que hay una manera distinta de criar, que no es solo educar académicamente”.
Es conocer la personalidad del hijo, la hija, respetar sus tiempos e intereses, dar buen trato, algo que una profesora en un salón de 35 niños es poco probable que alcance, reflexionó.
Se apoyan con el Inaeba
Mayra y Gaby llevan la certificación de sus hijos bajo estándares del programa 10-14 de Inaeba (Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos).
En tanto que su amiga Amanda inscribió a sus hijos en una escuela de Estados Unidos que le envía todo el material escolar. Luego, Amanda reenvía la evidencia académica y fotográfica de las diferentes actividades encomendadas a sus hijos Valeria y Santi.
“Los veo mejor que cuando iban a la escuela, entonces acostumbraban juntarse con la misma gente, su círculo cercano, la misma edad, las mismas actividades. Y ahora es más fácil que hagan amigos, son más extrovertidos”.
No obstante, todas estas mamás coinciden con Stacy: “La educación en casa no es para todos, también creo que la escuela tampoco es para todos”.
Por su parte, Gabriela reflexiona sobre la escuela, la cual en siglos pasados “cumplió un papel muy importante para que las personas pudieran leer y escribir y pudieran acceder a herramientas para su vida, pero 100 años después, su rol ha cambiado”.
“Hoy día debería haber un diálogo social para cuestionarnos cuál es el papel del actual sistema educativo, pues aún hay ciertos sectores en los que sigue cumpliendo y aún así se debería reevaluar”, concluyó.
Flexibilidad y gratuidad
- Inaeba brinda guías escolares y exámenes gratuitos, así como asesorías.
- Durante el primer trimestre del año, la institución atendió a 3 mil niñas, niños y adolescentes del estado para que puedan acreditar su educación primaria.
- De ellos, mil 298 son atendidos en los círculos de estudio exclusivos del programa 10-14. Y 807 de esos estudiantes están en León.
AM