Después de verse rodeadas por las fuerzas ucranianas, las tropas rusas se retiraron el sábado de la ciudad clave ucraniana de Lyman, que antes ocupaban, mientras la contraofensiva ucraniana en el este del país libera más territorio. Fue la victoria más reciente de la contraofensiva ucraniana que ha humillado y enfurecido al Kremlin.
La retirada del ejército ruso de Lyman complica su internacionalmente vilipendiada maniobra de anexión de cuatro regiones de Ucrania y allana el camino para que las tropas ucranianas puedan adentrarse aún más en un territorio que Moscú reclama ahora ilegalmente como propio.
Los combates se producen en un momento crucial de la guerra del presidente ruso, Vladimir Putin. Frente a los avances ucranianos en el campo de batalla -que él enmarca como un esfuerzo orquestado por Estados Unidos para destruir a Rusia- Putin intensificó esta semana sus amenazas de utilizar la fuerza nuclear y utilizó su retórica más agresiva y antioccidental hasta la fecha.
El Ministerio de Defensa de Rusia aseguró haber infligido daños a las fuerzas ucranianas en su lucha por retener Lyman, pero admitió que las tropas rusas, superadas en número, se habían retirado a posiciones más favorables. El anuncio ruso se produjo poco después de que la fuerza aérea ucraniana dijera que había entrado en Lyman y de que el jefe de despacho del presidente ucraniano publicara fotos de una bandera ucraniana izada en las afueras de la ciudad.
Lyman, un centro clave de transporte nacional, fue un sitio importante en la primera línea rusa, tanto para las comunicaciones terrestres como para la logística. La ciudad está a unos 160 kilómetros (100 millas) al sureste de Járkiv, la segunda ciudad más poblada de Ucrania. Lyman se encuentra en la región de Donetsk, cerca de la frontera con la región de Luhansk, que Rusia se anexionó el viernes después de que se llevara a cabo un “referéndum” criticado internacionalmente porque se realizó a punta de pistola.
Las fuerzas ucranianas han liberado vastas extensiones de territorio en una contraofensiva que comenzó en septiembre, en la que expulsaron a las fuerzas rusas de la zona de Járkiv y se movieron hacia el este a través del río Oskil hacia Lyman y otros puntos estratégicos.
Mientras tanto, los ataques rusos se han intensificado en los últimos días a medida que Moscú actuó rápidamente con la anexión y ordenó una movilización masiva de reservistas en Rusia para reforzar sus tropas en Ucrania.
En el noreste de Ucrania, funcionarios ucranianos acusaron a las fuerzas rusas de atacar un convoy de evacuación civil, matando a 20 personas, incluidos niños. En el sur, el proveedor de energía nuclear de Ucrania aseguró el sábado que las fuerzas rusas detuvieron al jefe de la planta nuclear más grande de Europa y le vendaron los ojos.
A pesar de la anexión de cuatro regiones ucranianas aprobada por Putin el viernes, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, y su ejército prometieron seguir luchando para liberar las regiones recién anexionadas por Rusia y otras áreas ocupadas por las tropas rusas.
Las autoridades ucranianas acusaron el sábado a las fuerzas rusas de atacar dos convoyes humanitarios en los últimos días, matando a decenas de civiles.
El gobernador de la región de Járkiv, Oleh Syniehubov, dijo que 24 civiles murieron en un ataque a principios de esta semana contra un convoy de personas que intentaban huir del distrito de Kupiansy. Calificó el ataque de “una crueldad que no se puede justificar”. Aseguró que 13 niños y una mujer embarazada estaban entre los muertos.
“Los rusos dispararon contra civiles casi a quemarropa”, escribió Synyehubov en la aplicación de mensajería Telegram.
El Ministerio de Defensa de Rusia dijo que sus cohetes destruyeron objetivos militares ucranianos en la zona, pero no ha comentado sobre las acusaciones de que atacaron a civiles que huían. Las tropas rusas se han retirado de gran parte de la región de Járkiv tras una exitosa contraofensiva ucraniana el mes pasado, pero han seguido bombardeando la zona.
En un aparente intento de asegurar el control de Moscú sobre el territorio recién anexado, las fuerzas rusas secuestraron al director general de la Planta de Energía Nuclear de Zaporiyia, Ihor Murashov, alrededor de las 4:00 p.m. del viernes, informó la compañía de energía nuclear de Ucrania, Energoatom. Eso ocurrió apenas horas después de que Putin firmó tratados para sumar a Rusia territorio ucraniano bajo control de las fuerzas de Moscú, incluyendo el área alrededor de la planta nuclear.
De acuerdo con Energoatom, soldados rusos le marcaron el alto al vehículo de Murashov, le cubrieron los ojos y lo llevaron a una ubicación desconocida.
Rusia no admitió de inmediato la captura del director de la planta. El Organismo Internacional de Energía Atómica, que cuenta con personal dentro de la central, dijo el sábado que Rusia le dijo que “el director general de la planta de energía nuclear de Zaporiyia fue detenido temporalmente para responder preguntas”. La agencia con sede en Viena no dio más detalles de momento.
La central de Zaporiyia ha quedado atrapada en repetidas ocasiones en el fuego cruzado durante la guerra en Ucrania. Técnicos ucranianos continuaron con la operación de las instalaciones después de que fueran tomadas por soldados rusos. El último reactor de la planta se apagó en septiembre en medio de incesantes ataques de artillería cerca del lugar.
En su mayor ataque en semanas, el ejército de Rusia golpeó el viernes varias ciudades ucranianas con misiles, cohetes y drones. Uno de los ataques en la capital de la región de Zaporiyia mató a 30 personas e hirió a 88.
PM
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