Por: Michael D. Shear
Estados Unidos.- El lunes, el comité del Congreso que investiga el ataque al Capitolio del 6 de enero culminó un año y medio de trabajo y su conclusión fue que el expresidente Donald Trump y algunos de sus asociados infringieron leyes federales, conspiraron contra Estados Unidos y deberían ser enjuiciados.
En su última reunión, el comité bipartidista integrado por nueve legisladores de la Cámara de Representantes publicó un resumen de 160 páginas de sus hallazgos, lo cual marcó el final de la investigación más extensa sobre la violencia perpetrada para impedir la certificación de Joe Biden como el presidente número 46 de la nación.
El panel votó 9 a 0, a favor de aceptar el informe final e instar al Departamento de Justicia a que considere presentar cargos penales contra Trump y sus aliados en cuatro áreas distintas del derecho.
A continuación, algunas conclusiones del proceso:
El comité siempre se enfocó en Trump.
La presentación del comité, que duró una hora, se concentró casi de manera exclusiva en Trump, pues en esencia ignoró los hallazgos sobre las fallas de inteligencia y seguridad en el Capitolio antes y durante el ataque. El comité tampoco ahondó en la información que recabó sobre el aumento del extremismo en el país.
La atención sobre Trump se había manifestado durante meses, mientras el comité redactaba su informe final, el cual pretendía usar como un medio para lograr que Trump enfrentara consecuencias por sus actos al tratar de impedir la transferencia pacífica del poder tras unas elecciones presidenciales. Como lo dijo la representante republicana de Wyoming, Liz Cheney, la vicepresidenta del panel: “Todos los presidentes de nuestra historia han defendido esa transferencia pacífica de la autoridad, excepto uno”.
En una sección, el informe expuso los hechos de cómo Trump intentó aferrarse al poder.
El resumen del informe final del comité es un recuento impresionante de un intento desesperado por parte del expresidente por quedarse en el cargo tras su derrota electoral frente a Biden en 2020.
Si bien este no revela nada nuevo desde la serie de audiencias públicas que el panel realizó este verano, el informe reúne por primera vez todos los hechos en un solo documento.
El informe indica que incluso las personas cercanas a Trump “al final admitieron que no tenían suficiente evidencia real para cambiar el resultado de las elecciones, y reconocieron que lo que intentaron hacer era ilegal”.
Asimismo, el informe expone, paso a paso, cómo Trump buscó aferrarse al poder tras perder las elecciones de 2020: primero, al mentir sobre un fraude generalizado, a pesar de que se le dijo que sus afirmaciones eran falsas; al organizar listas falsas de electores en estados donde ganó Biden; al presionar a funcionarios estatales, al Departamento de Justicia y al vicepresidente Mike Pence para que anularan la elección; y, por último, al movilizar a una turba de sus simpatizantes para que marcharan hacia el Capitolio, donde cometieron actos de violencia sangrienta durante horas mientras Trump no hacía nada para detenerlos.
“Esas pruebas han derivado en una conclusión imperativa y simple: la causa central de lo ocurrido el 6 de enero fue un hombre, el expresidente Donald Trump, a quien seguían muchas otras personas”, declaró el informe. “Ninguno de los eventos del 6 de enero habrían sucedido sin él”.
El comité reveló nuevos detalles de dos asesoras principales: Hope Hicks y Kellyanne Conway.
El lunes, el comité develó la labor de investigación que había realizado desde que finalizaron sus audiencias previas. Eso incluyó las primeras entrevistas del panel con dos de las principales asesoras del expresidente: Hope Hicks y Kellyanne Conway.
Hicks, quien fungió como asesora principal en la Casa Blanca, declaró que cuando le expresó a Trump sus inquietudes sobre cómo sus acciones del 6 de enero podrían afectar su legado, el exmandatario le respondió: “A nadie le importará mi legado si pierdo. Así que eso no va a importar. Lo único que importa es ganar”.
El comité también reveló el testimonio de Conway, quien describió haberle dicho a Trump que el 6 de enero fue un “día terrible”. Recordó que él le contestó: “No. La gente está molesta. Está muy molesta”.
Los eventos del 6 de enero perjudicaron a Trump, pero no lo sacaron de la contienda por la presidencia en 2024.
La labor del comité en el último año ya ha ayudado a socavar la posición política de Trump y su reputación como el presidente número 45 de la nación. El lunes, Cheney reiteró que Trump jamás debe “ocupar ningún puesto de autoridad en nuestra nación de nuevo. No es apto para ningún cargo público”.
Aun así, Trump ya anunció que se postulará a la presidencia una vez más, con la esperanza de recuperar el puesto que le robaron, según asevera, lo cual es falso. Pese a un anuncio de campaña escabroso y un remolino de posibles juicios penales, Trump sigue siendo una figura central del Partido Republicano, con un sólido apoyo en todo el país. Además, ya antes ha capeado contratiempos, tanto políticos como legales.
El legado del comité sigue siendo incierto.
El legado del comité a cargo de investigar el ataque del 6 de enero ya no está en manos del panel, y lo más probable es que lo determinen fiscales federales en los próximos meses. Será Jack Smith, el fiscal especial designado para supervisar las investigaciones sobre los actos de Trump, quien decida si la información que envió el comité, junto con el material propio del Departamento de Justicia, justifican la imposición de cargos penales contra el expresidente.
Esa pregunta sigue sin respuesta. El lunes, miembros del comité expresaron con firmeza que creen que Trump y las personas a su alrededor infringieron cuatro estatutos en la planificación y ejecución del ataque al Capitolio. Estos son: obstruir o influir en un procedimiento oficial; conspirar contra el gobierno estadounidense; hacer declaraciones falsas ante el gobierno; y participar en una insurrección contra el gobierno.
Imputar esos cargos, u otros, contra Trump será una iniciativa histórica para exigir la rendición de cuentas por parte del máximo líder de la nación. Pero estará en manos del fiscal especial, y en última instancia del fiscal general Merrick Garland, decidir qué procederá. Otros funcionarios del Departamento de Justicia tendrán que decidir si presentarán cargos contra los asistentes de Trump, como lo solicitó el comité.
Mientras tanto, los republicanos ya están preparándose para desacreditar al comité cuando tomen el control de la Cámara de Representantes en enero. El representante de California Kevin McCarthy, quien busca ser el presidente de la Cámara el año que viene, ha prometido investigar la labor del comité y ha pedido que el personal y los legisladores conserven los expedientes para ese fin.
El comité no ha significado un beneficio político para muchos de sus miembros.
La culminación de la labor del comité investigador del 6 de enero también es el final de la carrera en la Cámara de Representantes para cuatro de los nueve miembros del panel.
Dos de ellos —el representante republicano de Illinois Adam Kinzinger, y la representante demócrata de Florida Stephanie Murphy— decidieron no postularse a la reelección en 2022. Kinzinger enfrentó una oposición feroz dentro de su propio partido debido a sus críticas frecuentes de Trump y su decisión de formar parte del comité que investigó el ataque del 6 de enero.
Otras dos —Cheney y la representante demócrata de Virginia Elaine Luria— perdieron sus escaños en la Cámara Baja en 2022. Cheney fue derrotada en su campaña para las elecciones primarias en Wyoming tras despertar la ira de los votantes y los funcionarios de su partido por su oposición a Trump y su determinación de hacerle rendir cuentas por lo sucedido el 6 de enero. Luria sufrió una derrota en las elecciones generales en Virginia.
Los cuatro miembros declararon que no se arrepienten de haber sido parte del comité. Pero es poco probable que este sirva como un peldaño en el camino político de muchos de sus miembros.
c.2022 The New York Times Company