Por Amanda Taub, de The New York Times, en exclusiva para AM Guanajuato
Ya han pasado 26 días desde que Hamás lanzó su ofensiva contra Israel. En la columna que escribí pocos días después de que comenzó el conflicto, comenté que el derecho internacional nos brindaba un marco para analizar lo que estaba sucediendo, incluso cuando las atrocidades cometidas por Hamás apenas se estaban documentando y cuando las consecuencias de los devastadores ataques aéreos de Israel sobre la Franja de Gaza, así como el recorte de alimentos, agua y combustibles estaban comenzando a revelarse.
Yo me atengo a eso, pero también sé que para muchos de nuestros lectores los acontecimientos de las semanas que han transcurrido desde entonces, el creciente número de civiles muertos en Gaza, la continuada toma de rehenes por parte de Hamás y la aparente incapacidad de los líderes mundiales para ponerse de acuerdo y desplegar alguna medida para proteger a los civiles, plantean una pregunta profunda y preocupante: ¿en realidad sirven de algo estas leyes si es tan difícil aplicarlas?
Sí. Pero al igual que cualquier herramienta, el derecho internacional tiene tanto limitaciones como fortalezas. Voy a profundizar en ellas al tratar de responder algunas de las preguntas generales que he escuchado de los lectores y otros analistas.
¿Cómo puede ser legal que un ataque en tiempos de guerra mate a personas inocentes?
Consideremos, por ejemplo, la regla de que los ataques a objetivos militares no deben provocar ningún daño “desproporcionado” a los civiles. Este es uno de los principios básicos del derecho humanitario y está diseñado para proteger a los civiles. Pero también presupone una triste realidad: que tal vez algunas muertes de civiles sean proporcionadas. La utilidad de atacar una base de operaciones enemigas en particular, por ejemplo, podría considerarse tan alta que sería legal atacar esa base, incluso si eso significara matar a civiles que se encuentren cerca.
Todas las partes de un conflicto tienen la obligación de evaluar con cuidado los hechos y asegurarse de que se cumplan los requisitos de proporcionalidad antes de lanzar cualquier ataque. Pero desde luego que estas decisiones pueden ser muy difíciles y estar sujetas a discrepancias.
¿De qué sirven las leyes de la guerra si son tan limitadas?
Pensemos, por ejemplo, en el problema de los escudos humanos. Es un crimen de guerra usar la presencia de civiles para proteger a un objetivo militar en particular de los ataques. Israel ha afirmado que Hamás actúa desde el interior de hospitales y de otros edificios de civiles como una manera de protegerse; Hamás lo niega.
Pero independientemente de si Hamás usa o no a los civiles como escudo, la responsabilidad legal de Israel de proteger a esos civiles sigue siendo la misma: no puede ni dañarlos de manera desproporcionada, ni atacarlos de modo directo.
¿Algún día juzgarán a alguien?
¿Qué hay de las acusaciones de castigo colectivo?
Pero no todos los ataques a civiles violan esa norma.
“Debemos distinguir entre el concepto jurídico del castigo colectivo y el concepto común y moral del castigo colectivo”, señaló Adil Haque, especialista en derecho internacional de la Universidad de Rutgers. Para violar la ley contra el castigo colectivo, los actos deben realizarse con el fin de castigar a una persona o a un grupo. Los actos que se realicen con otro propósito, o simplemente menospreciando las vidas de civiles, no se considerarían, aunque claro que podrían estar violando otras leyes.
RSV