El ex secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, en una entrevista realizada el 5 de junio de 2015

WASHINGTON.- El ex secretario de Estado Henry Kissinger, el diplomático de los gruesos anteojos y la voz rasposa que dominó la política exterior en momentos en que Estados Unidos se distanciaba de Vietnam y derribaba barreras con China, falleció el miércoles, informó su compañía consultora. Tenía 100 años de edad.

Con su áspera e imponente presencia y su manipulación del poder tras bambalinas, Kissinger ejerció una inusual influencia en los asuntos mundiales durante el gobierno de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, labores por las que fue repudiado y también ganó el Premio Nobel de la Paz. Varias décadas más tarde, su nombre seguía siendo objeto de un apasionado debate sobre hitos diplomáticos del pasado.

El poder de Kissinger aumentó durante el escándalo de Watergate, cuando el diplomático asumió un rol similar al de copresidente al lado de un debilitado Nixon.

“Sin lugar a dudas que se estimuló mi vanidad”, escribió más tarde Kissinger en referencia a su creciente influencia. “Pero la emoción dominante era la premonición de una catástrofe”.

El judío más influyente del mundo occidental

Kissinger, un judío que huyó de la Alemania nazi junto a su familia durante su adolescencia, se forjó en sus últimos años una reputación de estadista, pronunciando discursos, asesorando a republicanos y demócratas por igual, y administrando un negocio global de consultoría.
 
Se presentó en varias ocasiones a la Casa Blanca durante la presidencia de Donald Trump. Pero los documentos y cintas de la era Nixon, a medida que se hacían públicos con el paso de los años, sacaron a relucir detalles, muchos de ellos en las propias palabras de Kissinger, que en ocasiones lo dejaban mal parado.
 
Después de dejar el gobierno, Kissinger se vio asediado por críticos que señalaban que debió ser llamado a rendir cuentas como responsable de bombardeos en Vietnam y por el apoyo a regímenes represivos en Latinoamérica, entre ellos el golpe de Estado de Pinochet, en Chile.
 
Kissinger permaneció activo hasta el último momento: este año, el de su centenario, publicó un libro sobre estilos de liderazgo, testificó ante un comité del Senado sobre la amenaza nuclear de Corea del Norte y en julio pasado se desplazó por sorpresa a Pekín para una reunión con el presidente chino, Xi Jinping.

Heinz Alfred Kissinger nació en la ciudad bávara de Fuerth el 27 de mayo de 1923, hijo de un maestro de escuela. Su familia abandonó la Alemania nazi en 1938 y se instaló en Manhattan, donde Heinz cambió su nombre por el de Henry.

Kissinger tuvo dos hijos, Elizabeth y David, de su primer matrimonio.

RSV

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