El escritor e investigador Sergio Aguayo consideró que el fallecimiento de Luis Echeverría representa la muerte física del viejo régimen y lamentó que el ex presidente haya guardado silencio hasta el final de su vida sobre los acontecimientos en los que él participó, entre ellos la “Guerra Sucia”.
Es paradójico que él muera una semana, 10 días días después de que los militares empiecen a abrir sus archivos a la Comisión de la Verdad, pues hace unos días les entregaron los primeros archivos”, señaló Aguayo en entrevista con Reforma.
“Esto simboliza que la transparencia con sus altibajos sigue avanzando y sin embargo, él jamás habló, y lo confirma como ‘el egoísta del Palacio’, el que menos habló, el que más guardó silencio. Él pudo dar pistas o información sobre los desaparecidos y jamás lo hizo”, añadió el autor de “El 68, los estudiantes, el presidente y la CIA”.
-¿Quizá porque tenía responsabilidad?, se le pregunta.
“Quizá, pero pudo haber dado su versión de la historia. A él siempre le interesó pasar a la historia como un reformista, por eso fracasó rotundamente”, refiere Aguayo.
Para el estudioso de temas de seguridad y “Guerra Sucia”, Echeverría es un símbolo del viejo régimen.
Echeverría fue el artífice de la Guerra Sucia y durante su Gobierno impulso la apertura política y la guerra sucia. Así de contradictorio fue como el viejo régimen”, señaló el autor del libro “De Tlatelolco a Ayotzinapa. Las violencias de Estado”.
“Representa la muerte física del viejo régimen. Si alguien simboliza en temas de seguridad el viejo régimen, ese es Echeverría, no hay ninguna duda de que fue una de las columnas en las que se apoyó (el ex Presidente) Gustavo Díaz Ordaz para su decisión de reprimir al movimiento estudiantil y luego intento encabezar una transición política dentro del régimen y fracasó”, añadió el también periodista.
Para el autor de “1968: Los Archivos de la Violencia”, ese intento de transición al interior del régimen también terminó marginándolo de la historia; una transición apunta, que intentaba “elecciones razonablemente confiables”, con una apertura en el 71 que fracasó.
Y una vez que en el país se desataron las fuerzas que consolidarían a la urna como instrumento para cambiar gobernantes y la transparencia como regla, añadió, él no supo adaptarse “y se salió de esa historia”.
“Pero su lealtad al viejo régimen la demostró guardando silencio”, apuntó.
Guardó silencio toda su vida, recalcó.
Para el historiador y formador de investigadores, la muerte del ex Presidente es un recordatorio de que hace falta escribir sobre estos es mandatarios y también es la oportunidad de que sus familiares abran sus archivos y memorias.
Es un recordatorio de que nos falta escribir las biografías, buenas biografías, buenas historias, bien investigadas, de los ex Presidentes. Y en ese contexto, hacer un llamado a los herederos de que abran sus archivos y sus memorias para que nos cuenten su versión de lo que fue Echeverría”, apuntó el investigador de El Colegio de México.
(Con información de Agencia Reforma).
HEP.