Ciudad de México.- El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador elaboró desde 2020 un proyecto de reforma en el que se planteó que la Guardia Nacional se convirtiera en una tercera “fuerza armada” de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a la par del Ejército y la Fuerza Aérea.
El general Luis Cresencio Sandoval estaría a la cabeza de esa trinidad, según el borrador de aquel nuevo organigrama, que forma parte de los miles de documentos filtrados por el colectivo de hackers Guacamaya.
Al convertirse en una institución armada totalmente adherida a la Sedena, la Guardia Nacional y sus elementos quedarían sujetos al fuero castrense, donde los delitos cometidos en el cumplimiento de labores son perseguidos y juzgados por tribunales militares, no civiles.
Además, se planeó expurgar paulatinamente al personal civil de los órganos de inteligencia, investigación, antidrogas y ciencia, hasta que todas las áreas de la corporación fueran ocupadas en su totalidad por militares.
Para mantener una dependencia operativa [de la Guardia Nacional] a la Sedena, es necesario realizar adecuaciones a su estructura hasta en tanto se integre como una fuerza armada”, decía el proyecto.
“Las adecuaciones privilegian el mantenimiento de la disciplina y orden militar para cumplir con la misión asignada a esta institución por el Gobierno de México. En algunos casos se segregan organismos que se considera tienen funciones exclusivas de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y en otros se absorbe la función y personal con miras a sustituirlo progresivamente, conforme se vaya capacitando, para que, llegado el momento, la Guardia Nacional solo esté integrada con militares”.
Consumado el cambio, se añadía, la Sedena, a través de la Guardia militarizada, “realizará la función de seguridad pública a cargo de la Federación”.
Función que, hasta ahora, ha recaído en instituciones policiacas civiles de carácter nacional, como lo fue la Policía Federal durante los sexenios de Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018).
López Obrador ha señalado reiteradamente que esa corporación “se corrompió”, y que por ello era necesario eliminarla y auparse en la disciplina militar que rige el espíritu de la Defensa.
El plan original fue presentado por el general Sandoval al presidente el 6 de octubre de 2020, durante una reunión del Gabinete de Seguridad en Palacio Nacional en la que participó Alfonso Durazo, entonces titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), institución que aún tenía el control y mando civil de la Guardia Nacional.
Casi dos años después, Morena ha conseguido la aprobación de reformas legislativas que transfieren el “mando operativo y administrativo” de la Guardia al Ejército, aunque la mantiene adscrita a la SSPC.
Pero el borrador del proyecto obtenido como parte del hackeo a la Sedena demuestra que, en un primer momento, la Administración de López Obrador buscaba que el control castrense sobre la Guardia Nacional fuera absoluto.
GT