Ciudad de México.- Habilitado a principios de año como “corcholata” de Morena, el senador Ricardo Monreal juega el papel de anfitrión de los otros tres aspirantes a la anhelada candidatura presidencial del partido en el Gobierno.

Claudia Sheinbaum jamás se imaginó que habría de tocar la puerta del zacatecano para enseñar sus cartas ante el grueso de los senadores. Indemne de varias asonadas, alentadas desde el antiguo Palacio del Ayuntamiento, Monreal se mueve a sus anchas en su plaza.

“Llevemos la fiesta en paz”, propone la Jefa de Gobierno al coordinador de la bancada durante la introducción de la pasarela en la que también participaron Adán Augusto López y Marcelo Ebrard en la vieja sede del Senado.

El poblano Alejandro Armenta, presidente del Senado, terminaría por levantar el brazo a las tres “corcholatas” invitadas. “Y si viene Noroña, también se lo levanto”, avisa enfático, aunque el aplauso más prolongado se lo lleva el canciller Marcelo Ebrard.

Hay que dar la vuelta a la página y dar la pelea, enseñar las tablas que se tengan y buscar respaldos en la ruta que lleve a la candidatura, plantean. Claudia, Adán Augusto y Mario Delgado, líder morenista, conminan a mantener la unidad. Monreal y Ebrard coinciden: unidad, sí, pero con piso parejo y reglas claras.

“Quizá debimos haberla invitado antes”, prorrumpe Monreal, socarrón, al darle la bienvenida a la Jefa Gobierno, ataviada con un traje sastre gris. Acartonada, Sheinbaum articula el mensaje que la víspera ofreció a los diputados en San Lázaro: siguiendo el script de Palacio Nacional en favor de los pobres y resaltando los avances en la CDMX.

“Lo único que puede afectar a nuestro movimiento es la falta de unidad”, previene Sheinbaum.

Nadie de nosotros quiere que haya un paso atrás y nadie de nosotros quiere que haya un paso a la derecha. Nadie sobra. Todos hacemos falta”.

Con la pesadilla de los accidentes en las líneas 12 y 3 del Metro como trasfondo, la Jefa de Gobierno da un paso adelante, presume inversiones y revira: “Para que no se diga que hemos abandonado al Metro…”.

El que no la abandona es Mario Delgado, que cuando salía de la casona de Xicoténcatl se enteró de que Sheinbaum estaba en el privado departiendo con el anfitrión. El mandamás de Morena desvía su camino, se introduce en la habitación y se toma la foto. “Se evidenció con quién va Mario”, repuso una fuente.

JRL

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