El video debió recorrer las redes como ningún otro que hayamos visto. Por su dramatismo parecía un corte de telenovela, pero es real. La familia política del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, pide justicia y clemencia al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar. Todo en la Ibero de la CDMX.

 

Alonso Castillo Cuevas, hijo de Alejandra Cuevas Morán de 68 años, dice que su madre cumple 453 días ilegalmente encarcelada por Gertz Manero, hermano de Federico Gertz Manero, quien falleció presuntamente por descuido de su pareja con quien compartió 52 años de su vida, Laura Morán Servín. La viuda tiene 94 años y es la persona de más edad con una orden de aprehensión. 

 

Alejandro Gertz es un hombre muy acaudalado, como lo debió ser también su hermano Federico. Es difícil saber si la señora Morán Servín, después de medio siglo de vivir con Federico, descuidó a su pareja con intenciones homicidas. Menos probable es que la hijastra, Alejandra Cuevas Morán, tuviera intención de eliminar a su padrastro, en confabulación con su madre. 

 

El conflicto llega a la opinión pública cuando hay información que sorprende como las propiedades no declaradas de Gertz Manero en Francia, Estados Unidos y México, probablemente reveladas por quienes hoy claman justicia ante el presidente de la Suprema Corte. 

 

Alonso Castillo dice que la única razón por la cual su madre está en la cárcel es por el poder absoluto del Fiscal. También asevera que tenían dos amparos que le darían la libertad a su madre cuando la Suprema Corte atrajo el caso hace más de 60 días. “Gracias a que tu jalaste el caso a la Suprema Corte nos dejaste la Navidad sin mi madre”, le espetó Ana Paula Castillo, también hija de Alejandra Cuevas Morán. “Viniste a hablarnos de justicia a este lugar, soy egresada de la Ibero, dónde está la justicia& si fuera tu mamá, ¿qué harías, qué harías? 

 

“Soy madre de tres hijos y estoy aterrada de vivir en México porque no existe la justicia, no existen las leyes, no existen los ministerios públicos”. Luego, en forma dramática, se arrodilla para pedir clemencia. Los hermanos Castillo son egresados de la Ibero y a grito suelto piden justicia y clemencia. Muchos de los asistentes apoyan la petición gritando “justicia, justicia”. 

 

Zaldívar, el ministro presidente, guardó ecuanimidad y explicó que él no podía pronunciarse sobre el caso porque era un tema colegiado y que la Suprema Corte basaba sus fallos en los datos, los documentos presentados en el juicio. Hasta ahí una breve reseña de los 8 minutos del reclamo y la contestación. 

 

En primera instancia estamos con la anciana de 94 años y su hija encarcelada. Podemos observar que un caso penal no tenía que ser atraído por la Suprema Corte de Justicia cuando hay tantos temas constitucionales pendientes. Si los magistrados habían otorgado el amparo para que la señora Cuevas Moran saliera de la cárcel y siguiera el juicio en su casa, resulta creíble que el Fiscal General haya intervenido para detener la liberación.

 

En el fondo del proceso está la gravedad de que un “fiscal autónomo” pueda ser parte de un litigio penal en contra de los familiares de un hermano. El tema trasciende la técnica penal y se convierte en un asunto político. Para cualquiera resulta inhumano, sospechoso y cruel buscar una orden de aprehensión contra una persona de 94 años, antes de ser sentenciada. Gertz es un octogenario inmensamente rico, ¿qué busca? Imposible convencernos de que su cuñada de 52 años haya dejado morir a su hermano. Es increíble también que tenga a la hijastra de su hermano encarcelada.

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