El emergentismo propone que las particularidades de un sistema en su totalidad son diferentes y mayores a las de los elementos individuales constituyentes del mismo. Esto a primera vista es paradójico pues las propiedades emergentes del sistema total no son idénticas, ni reducibles, ni deducibles, de las propiedades de los elementos individuales constituyentes del sistema total.
Es decir, el todo supera a la suma de sus partes. Probablemente el más interesante ejemplo de esto es el fenómeno de la conciencia pues partiendo de un enfoque fisicalista se tiene que el conjunto de neuronas que forman el cerebro humano eventualmente adquiere esa propiedad llamada conciencia que emerge del conjunto de neuronas individuales, cada una de las cuales no tiene en sí misma esa misma propiedad.
Vale subrayar que en filosofía el fisicalismo es la tesis de acuerdo a la cual todo tiene una base física, no hay nada adicional al mundo material físico. La palabra “fisicalismo” fue introducida a la filosofía de la ciencia en los años treinta del siglo pasado por Otto Neurath y Rudolf Carnap. Claramente el fisicalismo es una forma de monismo ontológico basado en la propuesta de que la naturaleza de la realidad tiene solo un elemento.
Esto último a diferencia del dualismo o del pluralismo filosófico en donde se asume que la realidad existente está compuesta de dos o más elementos diferentes e irreductibles entre ellos. Esto hace del fisicalismo una tesis fuertemente ligada al materialismo.
El dualismo ha sido sostenido por muchos importantes filósofos, como Descartes quien proponía la existencia de dos sustancias: el espíritu y la materia. Filosóficamente es una tesis muy interesante que ha sido enormemente debatida a lo largo de la historia de la filosofía. Sin embargo, el problema para un científico es que es una tesis que difícilmente puede ser rigurosamente estudiada en un laboratorio.
En un laboratorio el científico puede introducir y analizar, digamos, circuitos y computadoras para simular el comportamiento de neuronas y a partir de estos estudios tratar de interpretar sus resultados a partir de tesis emergentistas.
Es claro que el científico trabaja en su laboratorio con elementos físicos materiales que puede controlar para realizar sus experimentos, pero no con sustancias espirituales. ¿Cómo podría introducir en sus experimentos y controlar sustancias espirituales? Esta es la razón que explica la tesis fisicalista detrás del trabajo científico.
Recordemos que antes de que Newton matemáticamente dedujera a partir de sus leyes dinámicas y de su ley de atracción universal los resultados observacionales de movimientos elípticos dados por las leyes de Kepler, no había una explicación que justificara por qué los planetas se mueven como lo hacen alrededor del Sol. Bueno, en realidad sí hubo algunos intentos de explicación, pero basados en la idea de que “espíritus”, “ángeles” o “demonios” empujan por detrás a los planetas forzándolos a realizar las trayectorias elípticas observadas. Nuevamente surge la pregunta de ¿Cómo podríamos científicamente estudiar una propuesta basada en espíritus, ángeles y demonios? A lo largo de la historia de la ciencia ningún intento por introducir términos o explicaciones metafísicas o espirituales ha conducido a ningún resultado científico, en donde por resultado científico entendemos leyes que permitan la explicación y predicción de los fenómenos observados en el mundo material que nos rodea.