En una columna, multiplicada miles de veces en la red, alguien opina que Rusia va por Ucrania para adueñarse de su riqueza natural. Minerales, gas de esquisto, campos fértiles que exportan maíz, girasol, trigo, etcétera. Un cuerno de la abundancia. Con carbón, mercurio, mineral de hierro y uranio debería ser una potencia mundial. No lo es.

 

Su territorio es de 600 mil km2 y la población de unos 44 millones que, por cierto, disminuye año con año como en muchos países europeos. Su ingreso por habitante no llega a los 4 mil dólares, poco menos de la mitad que en México. Nosotros invertimos más en salud y educación por habitante, pero Ucrania destina el 8% del ingreso en su ejército. No ha superado la salida de la URSS como lo han hecho los países bálticos. Menos como Finlandia que se independizó hace un siglo. 

 

Pero Rusia tampoco es un país rico. Tiene un gran avance tecnológico y militar,  posee el territorio más grande del mundo pero su ingreso por habitante es apenas un 10% mayor al nuestro con unos 10 mil dólares anuales. Eso sí, se gasta el 11.4% de lo que produce en su ejército mientras México sólo destina el 1.9%.

 

Rusia y Ucrania son dos países militarizados, emergentes aún y con mucha población rural. El comunismo no trajo igualdad pero el capitalismo acentuó las diferencias sin que Rusia encontrara el camino moderno de la democracia. Tiene su destino en las manos de un solo hombre y lo último que necesita es un conflicto que podría tirar su producción y someter al pueblo a una dictadura aún más despiadada bajo pretexto de la guerra. 

 

El poder de Rusia está en su ejército de armas convencionales y cibernéticas. Aún en tiempos de paz, sus hackers irrumpen en decenas de países para secuestrar sistemas  informáticos y cobrar “rescate” en bitcoins. Todo bajo la tolerancia y el auspicio del Kremlin. 

En los setentas, cuando terminaba la guerra de Vietnam, había un slogan que decía: “Si la guerra es un buen negocio, ¿por qué no inviertes a tus hijos?”

 

Rusia va a invertir a miles de sus hijos en un pésimo negocio porque no necesita más territorio, ni minerales, ni recursos naturales. China la rebasó en apenas 4 décadas con mayor ingreso de 10,300 USD, superior a los 10,000 de Rusia. El territorio de China es menor (17.13 Rusia/ 9.59 China millones de kilómetros cuadrados), pero tiene 10 veces más habitantes que Rusia. Las dimensiones en territorio y producción nos ayudan a tener una visión más clara de las verdaderas intenciones de Vladimir Putin. El déspota quiere más poder y alucina dejar un “testamento” imperial, como lo quiso hacer Stalin o Hitler. En su locura cree que puede revivir el Imperio Soviético. 

 

Cuando Rusia quiso intervenir en Afganistán, sufrió una de las derrotas más vergonzosas, incluso peor que la del abandono norteamericano de ese país el año pasado. 

 

La carga económica para la población sería tremenda. Por un lado las sanciones económicas y por otro, la necesidad de mantener un ejército enorme. Lo único temible del Zar sin corona es su poderío nuclear, suficiente para desaparecer Europa de la faz de la tierra o todo el mundo si él o alguno de sus generales apretara el botón rojo de un misil. 

 

(Con información de www.datosmacro.expansión.com y Wikipedia)

 

Fe de erratas: Ayer escribí hommo sapiens, en lugar de Homo sapiens. Trataré de ser más cuidadoso para ser un Homo sapiens sapiens. Gracias Don Raúl.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *