La Guerra y la Paz, novela épica de León Tolstoi sobre las guerras napoleónicas, entreteje la historia con el retrato ficticio de familias nobles de Rusia. En 1812, Napoleón reunió al ejército más poderoso de su tiempo, la “Grande Armée”, para invadir la tierra de los zares. Después de triunfar en la batalla de Borodino -a gran costo de vidas de su ejército- avanzó para llegar a Moscú.
El corso nunca imaginó que al llegar a esa ciudad la encontraría incendiada, despoblada y sin suministros. El Mariscal de Campo Mijaíl Kutúzov se convenció de que la mejor estrategia para vencer a Napoleón era no hacerle frente y dejar que su ejército enloqueciera de soledad, hambre y desesperación ante la llegada del invierno. Napoleón había conquistado el territorio ruso pero no al Zar ni a su pueblo, quienes se habían refugiado en el campo alrededor de la ciudad. En 5 semanas tuvo que iniciar la retirada de sus ejércitos. El costo fue terrible con el regreso de sólo uno de cada cinco soldados.
Desde la historia y la literatura, Tolstoi narra el sufrimiento del pueblo ruso y describe en una de las escenas más impresionantes de la novela, la caída en el campo de batalla del príncipe Andréi Bolkonsky, el héroe al que la guerra le truncaba la vida. Tolstoi imagina cómo es la visión de la derrota ante el absurdo del conflicto bélico, la pregunta siempre inquietante sobre la naturaleza humana. El horror de la guerra desgarraba a las familias aristocráticas al igual que a las de soldados rasos. La muerte en el campo de batalla no distinguía rango ni clase social.
Esa historia se repite en los caminos de Ucrania donde la campaña de Vladimir Putin no tiene sentido como no lo tuvo la de Napoleón. La diferencia es que el emperador que hoy es venerado en el monumento de Los Inválidos en París, iba al frente de su ejército mientras Putin se entretiene dando lecciones a azafatas de Aeroflot cuando sus soldados ni siquiera conocen la razón de la guerra, ni una causa válida para morir.
Ucrania podría darle un giro a su historia dejando que los rusos tomaran el poder para luego hacer el gran vacío a sus decisiones y al gobierno que les impusieran. Lo más importante es evitar la muerte, la desgracia de miles o decenas de miles de familias que sufren hambre, sed, frío y desesperanza. Para eso tienen que estar convencidos que Rusia jamás ganará porque será un país apestado, aislado y sin futuro, mientras Ucrania preservará su dignidad como pueblo y jamás permanecerá sometido a la férula de Putin, quien más temprano que tarde, será sustituido en el poder.
Es difícil tomar decisiones sobre un futuro inmediato, incierto y caótico, pero lo que descubrió el mundo y tal vez los propios ucranios es su identidad definitiva como país. El pueblo ruso, que también sufre las consecuencias de la bestialidad de Putin, comprenderá que nada tienen que hacer con la invasión a la tierra de sus más cercanos parientes y amigos. Los generales rusos tendrán que enfrentar cortes internacionales por crímenes de guerra. El bombardeo indiscriminado a instalaciones civiles como hospitales y viviendas después de prometer alto al fuego, augura un juicio como el de Nuremberg. Los crímenes comienzan a pagarlos con el estrangulamiento económico al que Putin llama una guerra con Estados Unidos.¿Qué esperaba?