“En tus mayores victorias, ten cuidado, ahí es cuando el diablo viene por ti”.

Denzel Washington a Will Smith en la ceremonia de los Oscar

 

El Fiscal Alejandro Gertz Manero perdió. La hijastra de su hermano Federico, Alejandra Cuevas, está libre y fuera de la cárcel en que vivió 528 días por una acusación infundada del ciudadano Gertz. El crimen del que la acusa ni siquiera existe: haber faltado a su condición de “garante accesoria” en el cuidado de su padrastro. 

La acusación del doctor Gertz equivalía a decir que por su condición de mujer, por estar cerca de su madre, la esposa del difunto, debía estar a su cuidado. “Lo dejaron morir”, clamó durante todo el tiempo el fallido letrado. Y tuvo, además, la insensibilidad de acusar a su cuñada de entonces 88 años de haber dejado morir a  Federico, quien tenía 82. 

Según los expertos en derecho penal no existe tal cosa que una mujer deba estar obligada -por su condición de mujer- a ofrecer cuidados a un anciano enfermo, y menos tener responsabilidad si pierde su vida en un hospital, después de 30 días sin contacto con él.

Una comparación sencilla: un salvavidas en una playa tiene la responsabilidad de ayudar a alguien que se ahoga, pero no se puede acusar penalmente a un turista que pasa por ahí y no lo hace. Ni en el código, ni en la doctrina, ni en la jurisprudencia existía el delito bajo el cual la “justicia” de la CDMX metió a la cárcel de Santa Martha Acatitla a la Sra. Alejandra Cuevas.

De presunta víctima, el fiscal Alejandro Gertz, pasa a ser victimario de la hija de su cuñada y acosador penal de una mujer de 94 años a la que le dictaron orden de aprehensión desde la Fiscalía de la CDMX.  La Suprema Corte  libera a Alejandra y condena a Alejandro. A la víctima encarcelada injustamente la regresó con su familia y con su mamá. A Alejandro, el fiscal, lo condenó a la ignominia, al escarnio público y al desacreditamiento de sus capacidades y competencia para ocupar el cargo de abogado de la Nación. Los magistrados lo hicieron por unanimidad, algo que dilataron demasiado tiempo y cuya decisión nunca debió llegar a tan altos jueces. 

Bajo el pretexto de que era un tema trascendente porque una de las partes era el Fiscal de la Nación, la Suprema Corte atrajo el caso, sólo para ratificar los amparos que ya había obtenido la familia política de Gertz, quien enfurecido, se hacía pasar por la víctima. Ahora la propia Corte menciona que madre e hija han sido víctimas en sus derechos humanos por las autoridades de la CDMX gobernada por Morena. 

¿Qué demonios habitaron en un hombre que lo tenía todo hasta antes de esta derrota humillante? Con una enorme fortuna, mansiones por todo el mundo, poder y hasta una presunta colección de 100 autos de lujo, qué más quería. El abogado de 82 años pudo trascender, pero no lo hizo. 

El domingo, en la entrega de los Oscar de la Academia, el actor Will Smith tuvo una desastrosa actuación al golpear en plena ceremonia al comediante Chris Rock. Denzel Washington, el gran actor ahora encumbrado por su actuación en Macbeth, soltó una joya de sabiduría, la misma que los esclavos recordaban a César en su regreso triunfal a Roma. “Memento mori, tempus fugit”. Recuerda que eres mortal, el tiempo huye. 

El diablo vino por Gertz en la clara sentencia de la Corte. A los 82 años debería ocupar su vida en algo sustantivo, como ser un gran fiscal, por ejemplo. 

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