En una conversación privada, un destacado panista establece una teoría que pudiera parecer no tan descabellada: López Obrador pediría licencia dentro de dos años para sumarse a la campaña de su candidata(o). Sobre todo si las cosas se ven complicadas para su elegido, tapado o corcholata, como quiera llamarle. 

Si López Obrador logra, en campaña, sacar un buen resultado en 2024, seguro tendría una influencia que ningún ex presidente ha tenido. No sólo la candidatura, sino el triunfo se lo deberían a él. Y si en algo es experto el tabasqueño es para hacer campañas. De ganar, regresaría a Palacio Nacional como César cuando conquistó las Galias. Daría las gracias a Adán Augusto López, el secretario de Gobernación, por haberlo sustituído durante su “licencia” e inauguraría una original transformación de presidente a candidato coadyuvante. 

Para AMLO no habría peor derrota que la de Morena. Nada más humillante que dejar en manos de “sus adversarios”, los conservadores, el siguiente sexenio. La pretendida 4T quedaría más apachurrada que un tanque ruso cerca de Kiev. Morena podría convertirse en una carcasa política más mientras sus componentes (Morena, Verde y PT),  enfrentados como lo sucedió con las tribus del PRD en el pasado pasarían a segunda división. Así que la revocación de mandato será sólo un ensayo anterior a la gran batalla de 2024.

El resultado de la votación podemos predecirlo hoy: la mayoría dirá que siga el Presidente y el resultado podría ser de dos tercios a favor y uno en contra. Los expertos estiman que irán a votar entre 8 y 12 millones de electores. El fruto del ejercicio “democrático” será el de una bocanada de oxígeno a la popularidad de López Obrador. Para eso servirán los mil 800 millones que costará el ejercicio.

En la última encuesta realizada en marzo por GEA ISA, hay una caída significativa en el ánimo de los ciudadanos. “Por segunda ocasión en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, la desaprobación de su gestión superó a la aprobación sólo que esta vez la diferencia es de 6 puntos porcentuales. 51% de los encuestados desaprueban la labor realizada por López Obrador, frente a 45% que la aprueba”.

La inseguridad y la caída en la economía pueden ser las causas principales del retroceso en la popularidad del Presidente, aunque en la misma encuesta la gente tiene esperanza en el futuro, buena parte de la población conserva simpatía por el Presidente porque “tiene buenas intenciones”.

Aparte de la inseguridad, el país sufre por la inflación, el fenómeno económico que lastima por igual a familias, empresas y al gobierno mismo. Lo saben en Palacio, por eso contienen el precio de la gasolina con eliminación de impuestos y subsidios directos. Si la guerra en Ucrania sigue por algunas semanas o meses, la economía de guerra se trasladará a todo el mundo. Eso nos pegaría porque Hacienda no puede subsidiar por siempre la gasolina a pesar de que exportemos petróleo caro. 

Un experto del INE comenta que un Presidente no puede irse con licencia temporal a campaña. Tampoco un secretario de Gobernación como Adán Augusto López puede hacer campaña en avión del Ejército, acompañado de sus cuates de Morena, pero lo hace y se ufana de ello. En este gobierno sui géneris todo puede pasar. 

Los resultados de la encuesta GEA ISA están en:

https://invesoc.com/contenido/GIMX2203p.pdf

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