El resultado del ejercicio electoral resultó más interesante de lo que pensábamos. Para Morena y un alegre López Obrador fue una paliza de 14 a 1. La abrumadora mayoría de quienes fueron a votar, lo hicieron para que el presidente siga hasta el 2024. 

Para la oposición también es una señal de esperanza si se une. Nada más la mitad de quienes votaron en 2018 fueron a las urnas a refrendar apoyo al presidente. Con todo y los “incentivos”, acarreos y la fuerza indiscreta del Gobierno, AMLO obtuvo 15 millones 159 mil 323 votos. En 2024 su popularidad no estará presente y vemos que la favorita no cuenta con el carisma, la experiencia y el trabajo de años anteriores en campaña por todo el país. 

La oportunidad de lograr una nueva alternancia está al alcance de la mano del PAN-PRI-PRD, si se unen. Pueden dar ejemplo democrático si establecen reglas claras para una selección primaria donde debatan varios candidatos. Pueden hacer literalmente, circo maroma y teatro para ganar la conversación política en los próximos meses. Hay candidatos de peso que pueden competir. La máxima potencia electoral la tendrían si Movimiento Ciudadano se une al ejercicio o si PAN-PRI-PRD se unieran a un candidato naranja de máximo poder. 

Lo cierto es que Morena no contará con López Obrador y el desgaste natural de gobernar pasará factura. Lo mejor que podría pasarle a la oposición es que Morena siguiera las órdenes de su líder y envíe a Claudia Sheinbaum como candidata en 2024. Sin duda el más fuerte es Marcelo Ebrard. La siguiente etapa, después de la revocación, será la lucha intestina y soterrada dentro de ese partido. 

La oposición puede mostrar una civilidad ejemplar si comienza desde ahora la presentación -informal- de sus precandidatos. Ricardo Anaya sigue fuerte en las encuestas pero nadie puede ignorar a Enrique de la Madrid, Luis Donaldo Colosio, Enrique Alfaro o al mismo Santiago Creel, quien da la pelea por el imperio de la ley en el país. 

En la competencia, tampoco se puede descartar a Lilly Téllez quien tiene madera y puede crecer. Su carrera frente a las cámaras de TV le dio todo el entrenamiento para usar la palabra y saber presentarse ante cualquier público. Sólo recordar la paliza que le puso al Dr. Hugo López-Gatell, da miedo a cualquier contrincante. Qué decir de la ausencia del Presidente en una sesión del Congreso para entregar la medalla Belisario Domínguez a Ifigenia Martínez, porque se exponía al verbo de Lilly. Pocos legisladores logran eso. 

Contra lo que piensan muchos críticos, en la oposición hay cartas fuertes. Pero no basta con un buen candidato, tiene que haber un proyecto de campaña profesional que atienda a todos los sectores, sobre todo a los que no votaron el domingo. Son el triple de quienes le dieron el sí a López Obrador. 

Hoy veremos cómo va la votación contra la contrarreforma eléctrica de Morena. Nos daremos cuenta de la unidad de la oposición si nadie falta por Semana Santa a la sesión plenaria donde se definirá el destino inmediato del país. El resultado puede marcar el inicio del proyecto opositor, uno donde desaparezca la desconfianza y el temor a la traición de priistas nostálgicos del pasado o con largas colas que pudiera pisarles Morena.

El INE ganó. Como siempre, su actuación fue ordenada e impecable. Lo vimos todos. Lo que sigue es analizar los datos de cada estado. Vale la pena revisarlo en otra perspectiva. 

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