El activismo de Morena en Guanajuato en contra de quienes llama “traidores” no tendrá el efecto que espera ese partido. Pintar las oficinas de panistas con calificativos puede beneficiar más al blanquiazul porque lo convierte en víctima. En cambio, para Guanajuato es un retraso político porque baja el nivel del debate al suelo. A nadie le gusta vivir a gritos y sombrerazos. 

Decía el educador Dale Carnegie que la mejor forma de terminar con una discusión era no tenerla. ¿Qué puede decir un ciudadano cuando a sus representantes les quieren aplicar un “descontón” con el calificativo de traidor?

La simpatía siempre estará del lado de la víctima, del agredido, porque nadie puede decir que votar de tal o cual forma, pensar distinto a la línea oficial, sea traicionar a la patria. Una de las reglas de la estrategia en las contiendas políticas es que el líder, el mayoritario, no debe revirar a los ataques del que le sigue. En Guanajuato, a diferencia de la Federación, el líder es el PAN y seguro no contestará los ataques. 

El que Morena inicie una campaña de descrédito a nivel nacional significa que sus líderes están fuera de sí. Sus argumentos son infundados: abrir el mercado eléctrico o cualquier otro a la competencia no es traicionar a nadie sino servir al consumidor. Mientras el rollo de la defensa eléctrica es el eco de hace medio siglo, por nuestras fronteras entran y salen más de mil 200 millones de dólares diarios de mercancías; mientras las plantas armadoras de marcas europeas, japonesas, norteamericanas y coreanas producen autos para México y para todo el mundo, nadie dice que no producir vehículos mexicanos sea una traición. 

Qué decir de la importación de gas, trigo, frijol, maíz y gasolina. Cualquier mexicano puede ahorrar en pequeños y grandes fondos de inversión internacionales a través de Banamex y Blackrock, por ejemplo. Puro neoliberalismo puro. El nacionalismo económico radical dejó paso a la integración con Norteamérica y el mundo. 

¿Cuánto ganan Honda, Toyota o General Motors en sus plantas de Guanajuato? Seguro más que Iberdrola. Nadie los acusa de que nos saquean porque consumimos sus productos. Todo comercio significa una ganancia para quien compra y vende. Mientras haya competencia, son los mercados el mecanismo para evitar abusos monopólicos, ya sean de particulares o del Gobierno. 

Seguro que Telcel gana mucho dinero pero a nadie le importa tanto mientras da un buen servicio a precios razonables y produce innovación. El Gobierno debe gobernar -verdad de perogrullo- y debe hacerlo bien, esa siempre será su mejor competencia. Cuando comienza a producir, las cosas se complican. Sobre todo en países donde no hay una cultura de rendición de cuentas como en los latinoamericanos. En naciones desarrolladas, los gobiernos participan en empresas estatales, en asociaciones con particulares y hasta en inversiones directas en empresas privadas. 

Una de las buenas tendencias que llevaba el país era tratar de gobernar con organismos autónomos como la Comisión de Competencia, el Ifetel (Instituto Federal de Telecomunicaciones) o la Comisión Reguladora de Energía. En el sexenio pasado redujeron las tarifas de celular (insumo que debe considerarse en la canasta básica), eliminaron las llamadas de larga distancia y permitieron el uso al infinito de las comunicaciones por internet. ¿Los de Apple, Samsung, Huawei y otros nos saquean? Claro que no. Somos traidores por usar sus productos, tampoco. Lo mismo debe suceder con todo lo que consumimos. Pero eso es herejía en la 4T.

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