El inicio de la competencia por la presidencia comenzó el lunes 18 de abril. Lo que no sabemos es si la oposición se dio cuenta de que toda la historia de la traición a la Patria es el arranque de Morena. Pintas, panfletos, amenazas veladas a los legisladores de aplicarles el código penal y movilizaciones, son la primera manifestación del partido en el poder. 

Después de la votación unida de PAN-PRI-PRD-MC contra la ley Bartlett, ¿qué sigue? ¿Cómo podrán estos partidos construir una propuesta atractiva, desde ahora, para el 2024? En su propósito, puede ser muy simple la respuesta: enriquecer la democracia. En la implementación y los detalles está el demonio. Se necesitarán cientos de horas de reuniones, discusiones y proyectos para trazar el camino de quienes pueden ser los mejores candidatos porque será la competencia más reñida desde 2006. 

Morena vendió en 2018 un proyecto de prioridades fáciles de comprender: combate a la corrupción que nos ahoga, mayor igualdad y atención “primero a los pobres en bien de todos” y una administración austera. También ofrecieron crecimiento económico respecto a los sexenios anteriores. ¿Qué venderán ahora? Su campaña inicia con un nacionalismo energético, algo más difícil de comprender y apreciar que las promesas de hace 4 años. Comparar a la oposición con Judas no tendrá muchos frutos. También usarán la amenaza. Si la oposición llega al poder, dirán los de Morena, van a quitar todos los beneficios a los adultos mayores, a los jóvenes y a discapacitados. 

Quién está en el poder tiene todos los beneficios del presupuesto, como lo vimos en la promoción de la “ratificación” del presidente. Pancartas, panfletos, espectaculares y hasta el Jet Gulfstream militar de la Guardia Nacional sirvieron para promover la votación. Una ventaja que el PRI usó, que el PAN y todos los gobiernos aprovechan donde gobiernan. Comprobado, a la luz del día lo vimos con los recortes de salario a los empleados del municipio de Texcoco que hizo Delfina Gómez de Morena. La mañanera cotidiana de López Obrador también es una ventaja grande para Morena porque desde ahí marcan temas y agenda. 

Los dirigentes opositores deben iniciar el mapeo del camino al 2024. Si la crítica al sexenio es porque sembró división, la campaña debe ser de unidad; si destruye obras y organismos, el tema es construir; si en Morena quieren ir al pasado, la respuesta es juventud y futuro; si el proyecto fue de un sólo hombre, la propuesta debe ser inclusión, pluralidad y tolerancia; si el País vive en la angustia por la inseguridad, hay que sembrar esperanza en que podemos cambiar el rumbo y recuperar la paz perdida porque Morena no pudo.

La forma de comenzar es con una “fuerza de tarea” o “task force”, como dicen los estrategas. Con representantes de cada partido y de la sociedad civil pueden avanzar rápido. Con expertos en temas de comunicación pueden crear una narrativa nueva que comience a difundirse por todos los medios. ¡Salvemos al INE! puede ser una buena campaña. 

En Morena hay expertos que seguro están pensando cómo contrarrestar la futura embestida de la oposición. Epigmenio Ibarra, el creador de series noveladas, puede ser criticado por la oposición pero sabe mucho de narrativas, de guiones fáciles de comprender y cómo vender a una candidata (o). Otra fortaleza de Morena será el control de la mayoría de los estados. No parece que se vayan a limitar en el uso de los recursos públicos para apoyar a sus candidatos locales y federales y a la campaña presidencial. 

Por eso la oposición debe trabajar 24 horas al día sin parar; diseñar la fuerza de tarea, un mapa estratégico y la narrativa de lo que van a vender. Será el único camino para el cambio. Por cierto&¿está usted mejor hoy que hace 4 años?

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