Las parábolas son breves narraciones con alto contenido simbólico que suelen expresar enseñanzas morales. Hay una que viene a la mente con respecto al valor potencial de cualidades, actitudes y acciones que son trascendentes: la parábola de los talentos.
En ella se cuenta la historia de tres siervos a quienes su amo les confió cantidades de dinero de acuerdo a sus capacidades, recibiendo el primero cinco talentos, el otro dos y el último uno. El primero, audaz y atrevido, logró ganar otros cinco. El segundo, también avispado, ganó otros dos. Sin embargo, el tercero cavó un hoyo en la tierra y simplemente resguardó el dinero de su señor. Los dos primeros lograron la aprobación de su amo por la multiplicación del dinero confiado, pero el último, por inactividad, miedo, exceso de precaución, omisión o mera cobardía, no hizo rendir los talentos recibidos y fue censurado y criticado de manera dura por su patrón.
Esto se puede transpolar a un recurso vital del cual somos poseedores y que tiene la capacidad multiplicadora de impactar en la vida de otras personas: la sangre. Es bien sabido que una donación de 450 mililitros de este preciado recurso, tras un proceso de estudio y fraccionamiento, puede ser utilizado en el tratamiento y atención de hasta tres personas distintas de manera habitual.
Lo anterior cobra relevancia en varias condiciones, siendo trascendente para multitud de enfermos que requieren de este producto terapéutico de origen humano exclusivo. Hablando de población infantil, ahora que se conmemora en este mes el día del niño, cobran especial relevancia la donación de sangre y su transfusión en pacientes que sufren diferentes tipos de cáncer y otras enfermedades graves.
Primero, recordemos que la sangre tiene varias “partes”. El plasma es la porción líquida y contiene proteínas y factores de coagulación. Así mismo contiene glóbulos rojos, que son células que transportan hemoglobina y entre ambos distribuyen oxígeno para el resto de tejidos del organismo (todo el cuerpo necesita oxígeno, por ello es importante tener una cantidad suficiente de estas células y sustancia). De igual manera, la sangre contiene leucocitos o glóbulos blancos, que son células que ayudan a combatir infecciones y además tenemos a las plaquetas que ayudan a los procesos de coagulación, sin las cuales el cuerpo no es capaz de detener procesos de sangrado. Todos estos componentes pueden ser obtenidos de una donación de sangre y transfundidos a quienes están en necesidad.
Ahora bien, los niños que han sufrido alguna lesión o trauma importante o son sometidos a cirugías grandes, quienes presentan problemas del hígado, son portadores de hemofilia, aquellos con insuficiencia renal, así como los que sufren de cáncer y que son sometidos a quimioterapia, radioterapia o son trasplantados, están en necesidad constante de estas células y sustancias que se obtienen mediante transfusiones de sangre. Con respecto a lo anterior hay que ser claros y contundentes: la sangre es un recurso que salva vidas o mejora sustancialmente la condición clínica de estos pacientes, y al no estar disponible en tiempo y forma hace que el pronóstico de estas personas empeore de manera notable.
Son miles de niños quienes requieren de este preciado recurso y la necesidad suele ser de manera repetida, es decir, necesitan más de una transfusión y por ende más de un donador de sangre. Buscar donadores para poder atender los requerimientos de estos pacientes es un verdadero trago amargo para los familiares y en multitud de ocasiones es generador de un impacto brutal en los ámbitos sociales, psicológicos y económicos de estas familias.
Este problema de salud pública tiene un alto componente de solución en la población civil como ustedes lectores y su servidor. Tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y estar en buen estado de salud, son los requisitos para llevar a cabo esta noble y trascendente actividad. No desperdiciemos esos talentos que tenemos circulando en nuestro interior, dejemos la pasividad a un lado y hagamos que esa donación de sangre se multiplique. En este día del niño (y en el resto del año y los venideros) hagamos la diferencia salvando vidas dando nuestro mejor regalo: ¡Dona sangre!
Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor de especialidad y promotor de la donación altruista de sangre