Existen condiciones relacionadas al nacimiento, desarrollo, trabajo, vida adulta y envejecimiento de las personas, que tienen asociación directa con sus destinos. Los grandes determinantes como son las fuerzas y sistemas sociales, económicos, planes y programas de desarrollo, normatividad y políticas públicas, son los generadores de lo que denominamos como “vida cotidiana” y hay que entender que estas condiciones son variables en diferentes grupos o sectores de población y originan modificaciones en los resultados que se obtienen en diversas áreas del desarrollo humano y la salud no es la excepción.

Si bien algunas de estas condiciones son inevitables en su diferencia de origen (lo que denominamos como “desigualdad”), tenemos también algunas que son innecesarias e incluso evitables y es lo que se conoce como “inequidad”. Es importante entender esta sutil diferencia, puesto que está en nuestras manos el establecer mecanismos, políticas públicas y metas apropiadas para aumentar la equidad, en afán de poder alcanzar mejores u óptimos niveles de desarrollo.

Ahora bien, ¿a qué se relaciona esta disertación? Este esquema de pensamiento es el fundamento de lo que la Organización Mundial de la Salud establece en sus “Determinantes Sociales de la Salud” que disponen la forma de resolver diferentes problemas que afectan la calidad de vida de las poblaciones, las cuales engloban conceptos de seguridad, movilidad, prevención de violencia, salud urbana, enfermedades no transmisibles y prevención de lesiones, así como la trascendencia de la economía en los servicios sanitarios.

En el núcleo de estas determinantes, en especial en lo relacionado a prestación de servicios de salud que sean accesibles y garantes de mecanismos de equidad, se hace evidente un problema grande y grave que es un verdadero obstáculo para conseguir estos objetivos sanitarios y es lo referido a la sub-inversión en los sistemas asistenciales clínicos, en lo relacionado a los recursos humanos (médicos, enfermeras, técnicos, entre otros) pero también en infraestructura y tecnología (hospitales, laboratorios o bancos de sangre, por citar algunos). Es de hacer notar que somos un país que al día de hoy es prolífico en educar y graduar a multitud de profesionales de la salud, pero sin tener herramientas para poder darles soporte en su práctica cotidiana, además de no garantizar empleos e ingreso adecuado, suficiente y justo.

Se ha dado por sentado que los trabajadores de la salud “estarán ahí” sin importar su remuneración percibida, peligros ocupacionales o condiciones laborales desfavorables. Pero esto no es así. Es notorio que esta sub-inversión en salud, en especial en la fuerza humana de trabajo, está condicionando ahora desabasto de profesionales a nivel internacional y nuestro país no es ajeno a esta problemática. La desazón, caída de moral, depresión y otras condiciones resultantes de un ambiente laboral hostil, así como percepciones económicas no acordes al desgaste o nivel de responsabilidad, están originando (a un ritmo cada vez más acelerado) la falta de producción y disponibilidad de recursos humanos en salud y la situación de aquellos que incluso ya formados y con licencia para ejercer, prefieren dedicarse a otra actividad económica que sea fuente de mejores condiciones de vida.

Entonces, para que las circunstancias o determinantes de una sociedad sean garantes de mecanismos de equidad (en especial cuando hablamos de salud) hay que dejar en claro la idea de que los sistemas sanitarios funcionan solamente con trabajadores que estén bajo condiciones de un adecuado desarrollo profesional, educación y empleo que permita su mayor retención y óptimo desempeño de sus labores, pues es la única manera de construir sistemas de salud que tengan características de disponibilidad, accesibilidad y calidad.

De manera clara y contundente: es imperativo mejorar las condiciones de los trabajadores de la salud. La vocación es fundamental, sí, pero la garantía de una vida digna de estas personas es de igual o mayor importancia. Responsables de los sistemas de salud mexicanos: actúen en consecuencia. Profesionales de la salud: es tiempo de exigir lo propio.

(Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor de especialidad y promotor de la donación altruista de sangre)   

 

 

 

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