“La acción es la fiesta de la vida”.

Goethe

Al partido Morena le salió un retoño llamado Consorcio 4T, un nombre extraño para un grupo que prepara cuadros de apoyo para sus candidatos en 2024. Según la nota de Reforma, la ex jefa delegacional Leticia Quezada dice: “Le mandamos un mensaje cariñoso al Presidente y decirle que está lista la estructura, vamos a esperar la línea política, pero estamos trabajando como hormiguitas en todo el territorio porque queremos participar”. 

Regresamos 50 años en el calendario. La organización espera la línea de López Obrador. El dinosaurio vuelve a la vida en los usos y costumbres de ayer, cuando la política tenía un sólo sentido, de arriba hacia abajo. Lo que usted diga señor presidente, como quiera señor presidente, donde quiera señor presidente, con quien usted ordene señor presidente. La abyección sin miedo ni simulaciones, señor presidente.

Mientras eso sucede en el partido hecho gobierno, la oposición no encuentra el camino para ejecutar pronto la estrategia que plantea. Guadalupe Acosta Naranjo, miembro del PRD, dice que su partido, el PAN y el PRI quieren hacer exactamente lo contrario y elegir candidato presidencial mediante el voto ciudadano. En Morena hay sólo tres candidatos definidos por el señor presidente: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. Una terna que excluye al aspirante Ricardo Monreal, líder del Senado. 

En la oposición liderada en las encuestas por Ricardo Anaya, las cosas son difusas. Anaya vive en Estados Unidos autoexiliado por la amenaza de ser procesado penalmente porque sigue vigente una investigación en su contra. Aún cuando no hay pruebas de que recibió sobornos de Emilio Lozoya como lo acusan, sabe que pueden meterlo a la cárcel como hicieron con Rosario Robles. Eso lo sacaría de la carrera. Por más corajes que haga, su destino está en manos del señor presidente. 

Dos años para la elección presidencial pueden parecer una eternidad pero es un tiempo muy apretado para organizar y coordinar a la oposición, sobre todo para construir un acuerdo con Movimiento Ciudadano. La mejor forma de ejecutar esa unidad es tener un representante común que no aspire a la candidatura y tenga la estatura política para dar confianza y seguridad a los futuros precandidatos. Un hombre de la estatura de José Narro Robles, por ejemplo. Alguien de trayectoria intachable. También puede ser alguien más joven como representante de la sociedad civil con características de gran ejecutivo. 

Hay muchos comentaristas que imaginan una ruptura en Morena por la lucha intestina de los precandidatos. Sin embargo, la fuerza del señor presidente y “su línea” será la que destape a la corcholata. Como era costumbre en el PRI, los dos perdedores se someterán a su decisión, sin pena de perder lugar en el futuro sexenio. Contra “la cargada” ninguno va a poder. 

Para que la oposición tenga oportunidad necesita la candidatura de Sheinbaum, la más débil de los tres alineados. Luego dar ejemplo de participación ciudadana y elegir al candidato con más posibilidades. La alternancia no es imposible pero muy difícil si se equivocan. Por lo pronto necesitan ganar la narrativa con mucha acción, presencia y un proyecto que llegue al corazón de la clase media, esa que tanto desprecia la 4T. 

La unidad nacional puede ser el mejor mensaje. Uno incluyente y con carácter que ponga como primera meta la pacificación del País, el imperio de la ley y el optimismo necesario para convencer a los electores que México tiene futuro si conquistamos de nuevo la fe en nosotros mismos. La mitad más uno de los electores necesitan la esperanza de que todos somos necesarios para retomar el camino de la democracia y la prosperidad. 

 

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