En octubre de 2020, en una firma entre el sector empresarial y el presidente López Obrador que intentaba dar muestras de confianza, se anunció el Primer “gran” Paquete de proyectos de inversión del Plan Nacional de Infraestructura: 39 proyectos por 297 mil millones de pesos. Dos de cada tres proyectos serían de infraestructura de comunicaciones y transportes.  

Algunas semanas después, en noviembre del mismo 2020, se anunció un Segundo Paquete de proyectos de inversión del Plan Nacional de Infraestructura: 29 proyectos más por 77 mil millones de pesos. La inversión venía desplomándose y el prestigio del gobierno mexicano entre los inversionistas estaba vapuleado. La idea de estos dos anuncios, con bombo y platillo, era revertir las dos cosas.  

En suma: dos anuncios, 68 proyectos, 375 mil millones de pesos aproximadamente, cerca de 20 mil millones de dólares. Año y medio después, en mayo de 2022, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, adelantó que ya estaba listo el ¡tercer anuncio!, el Tercer Paquete de Proyectos de Inversión en Infraestructura. Para darlo a conocer públicamente solo esperaban el beneplácito de López Obrador.  

Por anuncios no hemos parado. El problema es que no hay resultados tangibles. Nos remitimos a la fuente oficial, una página de internet creada exprofeso para dar seguimiento a los mentados paquetes de inversión: www.proyectosmexico.gob.mx. En la lista de esta página web aparecen 178 proyectos, sustancialmente más que la suma de los dos primeros anuncios. Pero sólo 1 de esos proyectos ya se terminó: una carretera que mide 14 kilómetros. De ese tamaño el fracaso.  

Los otros proyectos aparecen con el siguiente estatus: 111 en ejecución, 2 en licitación y 64 en pre-inversión (es decir, hay por lo menos 66 proyectos que aún no comienzan y el resto están en construcción).  

Del total de proyectos de inversión “nuevos”, la mayoría (133) son del sector energético. El listado de esos proyectos deja en ridículo el discurso presidencial: gran parte nacieron por la reforma energética de Peña Nieto. Hay proyectos de exploración y producción de petróleo en aguas someras, de las que saquean la riqueza mexicana. También en las tan criticadas aguas profundas, resultantes de las licitaciones de las rondas del sexenio anterior, que vendieron la patria. Hay proyectos de gasoductos, de esos que son contratos leoninos. Hay subastas eléctricas, cuyos ventiladores afean el paisaje rural. Hay proyectos fotovoltaicos, que tanto daño financiero le hacen a la CFE. Y proyectos de empresas de las que este gobierno ha hablado pestes (IENOVA y la familia El-Mann).  

Por si fuera poco, en casi todos los proyectos eléctricos, quien promueve o coordina los proyectos es CFE… ¡la misma empresa que se quejaba de ellos! ¿Qué pasaría con esos proyectos si se aprobara la contrarreforma energética de López Obrador? De plano habría que dar de baja la página de internet. 

Una perla final: sorprende que en el gobierno de “primero los pobres” sólo haya un proyecto de infraestructura social. Y éste sea… una cárcel.  

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