TOC, TOC… ¿quién toca a la puerta? ¡Es el Cártel de Sinaloa! El operativo de la policía capitalina en Topilejo deja en claro que la banda de los hijos de “El Chapo” Guzmán ya opera en la Ciudad de México.

LUEGO de que en 2019 Andrés Manuel López Obrador se dobló ante el cártel y ordenó liberar a Ovidio Guzmán, el grupo criminal ha seguido expandiéndose, literalmente, a sangre y fuego hasta llegar a la capital del país.

MIENTRAS el gobierno federal insiste en su chiste de “abrazos, no balazos”, resulta interesante el operativo de los muchachos de Omar García Harfuch, que se fueron por el lado de la inteligencia policiaca. Es decir, del reporte de vecinos sobre personas armadas, pasaron a la investigación por medio de las cámaras de seguridad y el análisis de los movimientos y las particularidades de la célula delictiva, lo que derivó en el operativo, la balacera y la captura.

EXTRAÑAMENTE, Claudia Sheinbaum se limitó a emitir un tuit al respecto, como si la presencia del Cártel de Sinaloa en la entidad que gobierna fuera cosa menor.

¿CUÁL es la diferencia entre la contienda electoral mexiquense y una función de lucha libre? Que en el ring, ¡hay reglas! Y es que en el Estado de México se están dando hasta con la cubeta.

DEL LADO de Morena, por ejemplo, Higinio Martínez echó mano de su cacicazgo para mover a 58 legisladores locales y federales, que espontáneamente -¡ajá!- se pronunciaron en su favor en una carta a Mario Delgado. El movimiento se ve como un intento de rebelión contra Delfina Gómez, pues quienes saben del asunto dicen que el texcocano busca a toda costa evitar que la candidatura se defina por encuestas.

Y DEL LADO del PAN también hay patadas y piquetes de ojos por parte de Enrique Vargas, que está gastando una auténtica fortuna en promoverse por toda la entidad, lo mismo con anuncios que con supuestos módulos de gestión. El asunto es que más de un panista comienza a preguntar de dónde sale tanto dinero para promocionar al ex alcalde de Huixquilucan. Como diría el clásico: ¿quién pompó campañita?

NO HAY mayor deslealtad laboral que darle el avión al jefe… y eso es justamente lo que están haciendo las y los gobernadores morenistas con el presidente Andrés Manuel López Obrador, tras su lastimosa visita a Washington.

TANTO los 22 mandatarios en funciones como los electos recibieron a AMLO con un manifiesto en el que le aplauden, como en los viejos tiempos, “por poner en alto el nombre de México”. Sabedores de que al Presidente le importa más pasar a la historia que enfrentarse a la realidad, le dan por su lado como en aquel cuento en el que la corte alaba el vestido del rey que, en realidad, va desnudo.

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