LLEVA tres años y medio en el poder, pero la narrativa desarrollada ayer por Andrés Manuel López Obrador en su gira por Nayarit deja claro que la campaña electoral que comenzó en 2006 -e incluso antes- aún no termina.

AL CALIFICAR como “traidores a la patria” a quienes señalan los desacatos al T-MEC en materia energética y que ya provocaron reclamos formales de EU y Canadá, el Presidente se mostró una vez más como un dirigente político y no como un jefe de Estado.

Y ES QUE eso de que México no es títere ni pelele de ningún gobierno extranjero suena a mera retórica nacionalista y populista y poco o nada tiene que ver con la responsabilidad que tiene como cabeza del Poder Ejecutivo de cumplir con los compromisos internacionales adquiridos por el país.

INCLUSO hay quienes se preguntan si en su afán de ocultar los problemas urgentes del país como la violencia del crimen organizado, el prácticamente nulo crecimiento económico o la falta de inversiones, el Presidente busca convertir ese conflicto en un distractor y un arma electoral con miras al 2024.

MUY DESESPERADO debe andar Alejandro “Alito” Moreno con los audios que ha hecho públicos la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que ya acudió a la FGR para denunciarla por desacato judicial.

LLAMA mucho la atención que el dirigente del PRI se concentre tanto en evitar que la morenista siga revelando conversaciones que Moreno sostuvo cuando fue mandatario campechano en vez de defenderse y tratar de dar alguna explicación sobre las que ya se revelaron.

¿SERÁ CIERTO que, como se dice por ahí, Sansores tiene guardados audios aún más comprometedores de los que ya ha dado a conocer y que los está guardando para darle la puntilla a su paisano? Es pregunta que cada vez se escucha peor.

POCO O NADA parece que le importó a la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, la orden del Tribunal Electoral de abstenerse de participar en eventos proselitistas que pudieran vulnerar los procesos electorales.

EN LA SEMANA dijo que no dejaría de hacerlo y, diciendo y haciendo, ayer se fue a Hidalgo a comer con el gobernador electo de esa entidad, el también morenista Julio Menchaca, y más tarde tuvo un evento “cultural” en Tizayuca.

ADEMÁS, un grupo de simpatizantes de Sheinbaum la recibió gritándole “¡Presidenta!” en una glorieta y, por supuesto, ella se bajó del coche para una breve convivencia y sesión de “selfies” con sus porristas. En buen castellano, eso se llama si-mu-la-ción.

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