“Hay lugares en donde predomina una banda fuerte y no hay enfrentamientos entre grupos y por eso no hay homicidios. ¿Se los explico más?
Andrés Manuel López Obrador
El aumento en los homicidios se ha detenido. Las cifras no solo se han estabilizado, sino que hay un ligero descenso. Ya lo sugerían los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pero ahora lo ratifica el Inegi. Los números son diferentes, porque el Secretariado registra carpetas de investigación y el Inegi certificados de defunción de los servicios médicos forenses, pero la tendencia es la misma.
En 2021 se registraron, según el Inegi, 35,625 homicidios dolosos en nuestro país. Es una baja de 3.1 por ciento sobre los 36,773 de 2020 y de 2.9 por ciento sobre los 36,685 de 2018, último año de Enrique Peña Nieto. AMLO recibió ayer con satisfacción los datos del Inegi: “Es buena noticia. Ya se empiezan a ver los resultados”, declaró, orgulloso de su estrategia.
El homicidio doloso es solo uno de muchos delitos y no refleja la amplitud de las acciones de la delincuencia, pero es un indicador importante porque tiene poca cifra negra. Cuando se encuentra un cuerpo con señales de homicidio, se abre una averiguación de manera automática y se registra el dato en el certificado de defunción. Otros delitos, en cambio, requieren de denuncia de parte, pero la gente prefiere no denunciar porque se desespera ante la lentitud e ineficiencia de los ministerios públicos.
A pesar de la estabilización en las cifras nacionales, algunas entidades están sufriendo verdaderas explosiones de violencia. Zacatecas, que tuvo 773 homicidios en 2018, alcanzó 1,776 en 2021; Guanajuato pasó de 3,517 a 4,333, Michoacán de 2,076 a 2,691. En contraste, en la Ciudad de México el número de homicidios bajó de 1,469 a 1,071. Es notable que mientras Zacatecas sufrió ese fuerte aumento, la vecina Aguascalientes pasó de 82 a 101. ¿Por qué dos estados vecinos registran cifras tan distintas? Hay que estudiarlo, pero no es que se repartan más abrazos en Aguascalientes.
El panorama real lo dan las cifras ponderadas por población. El país registró 29 homicidios por cada 100 mil habitantes de 2017 a 2020, pero el número bajó a 28 en 2021. El promedio, empero, oculta enormes diferencias entre estados. En 2021 Zacatecas tuvo 101 homicidios por cada 100 mil personas, Baja California 86 y Colima 82. Son cifras muy superiores a las de los países más violentos del mundo, como El Salvador, con 37.2 en 2019; Venezuela, con 36.7 en 2018; Honduras, con 36.3 en 2020; y Sudáfrica, con 33.5 en 2020. En Yucatán, en cambio, se registran solo 2 homicidios por cada 100 mil habitantes, en Coahuila 5 y en Aguascalientes, sí, la vecina de Zacatecas, 7.
La mayoría de los homicidios se realizan con armas de fuego: 24,307 en 2021. Las agresiones fatales con armas punzocortantes fueron 3,608. De las víctimas, 31,199 eran hombres y 3,991 mujeres.
Es difícil saber cuáles han sido las razones del ligero descenso de los homicidios. El Presidente está muy seguro de que han sido sus políticas: “Vamos ya enfrentando este delito que tanto daño hace”, dijo ayer. Quizá sean los abrazos, pero es más probable que algunos lugares estén ya dominados por ciertas bandas fuertes, como ha sugerido el presidente, lo que reduce los enfrentamientos con rivales. El descenso, sin embargo, puede ser temporal. También Peña Nieto se vanaglorió de la caída en los homicidios de 2011 a 2014, pero no pudo evitar el fuerte repunte de 2015 a 2018. La verdad es que hasta ahora hemos visto más declaraciones políticas que explicaciones realistas sobre las alzas y bajas en los homicidios.
Amaury
Cada vez es más claro que las mañaneras, más que conferencias de prensa, son una revista informativa. Ayer Amaury Pérez, el intérprete cubano, amenizó el show para ratificar la cercanía del presidente con el gobierno de Miguel Díaz-Canel.
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