La pregunta del día, el tema del momento, es ¿qué ha causado el resentimiento tan fuerte que acusa el Presidente López hacia Estados Unidos y que supura por cada herida? ¿Tan mal así lo trataron en su visita de mediados de este mes?
¿O será acaso que ya le cayó el veinte que no podrá realizar su reforma energética sin violar el T-MEC, el cual por ser un Tratado internacional adquiere -en México- rango constitucional?
O bien, ¿será que -para variar- genera otro distractor para no hablar de los MÉDICOS CUBANOS que “le rentó” al Gobierno cubano?, pues es a éste al que pagará por sus “servicios” y no a ellos directamente, lo cual generó rechiflas y cuestionamientos en su reciente visita a Nayarit cuando los presentó y afirmó una serie de falaces ideas, como la de que aquí “no tenemos especialistas”, cuando sí los hay, y buenísimos, mejores que los cubanos alquilados a su Gobierno tiránico.
Sea cual fuere la causa, este despecho afloró el lunes en su sermón mañanero cuando ACUSÓ abierta y directamente al Gobierno de Joe Biden de financiar a los “pseudoambientalistas” (así les llama a los genuinos ambientalistas) que promueven amparos contra la deforestación gigantesca que ocasionan las obras del Tren Maya.
Culpando en el proceso a muy gastados chivos expiatorios -a quienes nombra, para honor de ellos, “enemigos de su Gobierno”- como a Claudio X. González y María Amparo Casar y/o Santiago Creel.
Y “explica” de manera muy demagógica el Presidente que la intervención de un Gobierno extranjero en este tema -según él- fue lo que motivó declarar la obra de seguridad nacional para así burlar el AMPARO contra el daño ecológico otorgado por el juez Adrián Novelo Pérez que ordena una suspensión de la obra. Misma que sigue tal cual por orden presidencial, violando así el Amparo otorgado a los ambientalistas.
El tema inicia a partir del hecho de que la obra arrancó -y se realiza- SIN haberse realizado un estudio de impacto ambiental. O sea, al “a’i se va”, por las prisas y por capricho presidencial.
Igual ímpetu que hoy hace trizas el AMPARO, generando una situación en la que el Presidente mismo es culpable de desacato a una orden judicial, y por tanto haciéndose acreedor a una condena de entre 3 y 9 años de cárcel.
Como buen demagogo, sin embargo, ahora ATACA insensatamente al Gobierno de Joe Biden a sabiendas de que su acusación es FALSA, como falso es también llamar “pseudo” a los ambientalistas que se oponen con buenas razones ecológicas a la deforestación masiva en la selva maya que se realiza para dar paso el Tren Maya.
Esta ACUSACIÓN (que a eso equivale) constituye otro error garrafal diplomático, pues acrecienta las tensiones existentes ya entre los Gobiernos de México y Estados Unidos, derivadas casi todas de las actitudes de enfrentamiento asumidas por este Gobierno de las cuatro tes (Terco, Terco, Torpe, Torpe) que iniciaron cuando el Presidente López REHUSÓ reconocer inmediatamente el triunfo de Biden en las elecciones presidenciales de EU del 2020.
Pero CONTINUARON cuando nuestro Presidente SE NEGÓ a participar en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, pese a la súplica del Presidente Biden, prefiriendo formar fila con TRES DÉSPOTAS despreciados en el mundo por tiránicos y violadores de los derechos humanos: Miguel Díaz-Canel en Cuba, Daniel Ortega en Nicaragua, y Nicolás Maduro en Venezuela.
Le sacó, pues, la lengua a Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, y se ha dedicado a fastidiar a su Gobierno con directas e indirectas, acusándolo de “injerencista”, ello cuando es el Gobierno de México el que INTERVIENE en asuntos de otras naciones, por ejemplo mandando al Secretario de Hacienda, Ramírez de la O, a Perú para ayudarle al izquierdista Pedro Castillo, que estuvo a milímetros de que lo echaran de la Presidencia por inepto.
Mucho guarache y mucho sombrero, pero este señor no sabe la primera cosa de gobernar.
Intervino también el Gobierno mexicano en los asuntos internos de otro país cuando tomó partido por Evo Morales y le dio asilo cuando lo echaron de Bolivia por pretender eternizarse en el poder.
Viendo la paja en el ojo ajeno sin notar la viga en el propio, AMLO agarra de descontón al Gobierno norteamericano contra el cual despotrica con falsedades con tal de emplear pretextos descabellados para justificar sus múltiples PIFIAS y el ATROPELLO del que es responsable con relación a nuestras LEYES.
Para este Presidente cualquier pretexto fabricado le sirve como para justificar su FLAGRANTE violación a las leyes de amparo. En lugar de ser nuestro Presidente el primero en DEFENDER LA LEY, es el primero en PISOTEARLA. Y no sólo la pisotea, sino que, fabricando una tramoya de fantasías, afirma que la pisotea para defender nuestra “soberanía”.
La realidad es que este señor no RESPETA la ley, no respeta las prácticas democráticas, no respeta a los ciudadanos, ni al Gobierno de nuestro principal socio comercial y vecino, que además tiene el poder económico -ya no digamos político y militar- como para hacer pinole de las cuatro tes.
Como que no mide el Presidente ni sus palabras ni sus considerables limitaciones.