QUIÉN SABE qué sea peor: que el Presidente hable de algo que de plano no entiende o que prefiera inventarse cuentos con tal de seguir entreteniendo a su público. Ayer salió con que va a ofrecer el litio mexicano a las empresas del sector automotriz.

ASÍ, de golpe, la idea no suena mal, salvo por el detalle de que nadie sabe qué diablos significa eso. López Obrador habla del litio como un insumo para las autopartes, como si se tratara de echarle polvo blanco al béndix o al cigüeñal. La realidad es muy distinta a los sueños guajiros presidenciales.

PARA EMPEZAR la Agencia Mexicana de Litio (AMLitio) es un mito de la 4T, pues existe en el papel, pero no en la realidad. Y lo que tampoco existe es el dichoso litio mexicano. En realidad lo que hay son proyectos privados que llevan muchos años de trabajo y de inversión detrás.

PARA CUANDO el gobierno pueda ver un solo gramo del mineral producido por AMLitio, será mucho después de que concluya este sexenio… y eso si lo logran. De ahí que lo realmente preocupante es la velada amenaza que hizo AMLO de despojar a las empresas que actualmente están tratando de explotar ese material. Ya que el Presidente empieza a decir, como ayer, “estamos revisando las concesiones”, significa que ahí viene un nuevo agandalle de su parte.

COMO SI no hubiera suficientes problemas en el AICM, cuentan que el vicealmirante Carlos Velázquez, al tomar posesión como director, se encontró con un complicado expediente que no imaginaba: el de los aparadores de publicidad.

SEGÚN CUENTAN, la empresa Rentable se ha visto muy favorecida en los últimos años para instalar sus espacios publicitarios dentro del aeropuerto, peeero… dicen que no ha cumplido su parte y que, además, ya acumuló bastantes deudas en lo que se refiere al pago de contraprestaciones. Y dado que las finanzas del AICM están en picada, realmente echa en falta esos ingresos. ¿Será que el flamante funcionario, piloto aviador de formación, logrará enderezar la nave? Es pregunta.

A QUIENES llevan en el corazón a la UNAM casi les da un infarto al ver que en Guanajuato, como parte de la directiva de la Fundación UNAM, apareció alguien ¡que quemaba libros de biología!

SE TRATA de María de Lourdes Casares, una activista local cuyo proceder es totalmente contrario al espíritu universitario. Cosa de recordar que hace unos años organizó en León una hoguera para destruir los libros de texto federales. El motivo era exigir que en las escuelas se utilizaran los libros estatales que dejaban de lado la ciencia y hablaban de salud sexual a partir de la virginidad y la abstinencia. Por mi raza hablará… ¡el Yunque!

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