Es el 3 de junio de 2024. Ayer ganó Claudia Sheinbaum. María García votó por ella. Ninguno de los otros candidatos la convencían y prefirió aceptar los mil pesos que le ofrecieron por la foto de la boleta votando por Morena. Su prima Citlali está feliz, pues dice que Claudia va a seguir la Cuarta Transformación de AMLO, a quien sólo le quedan unos meses en Palacio.

A María no le ha ido bien. Su marido se quedó sin empleo desde que, por la pandemia, quebró la empresa donde trabajaba. Ahora hace chambitas para más o menos sobrevivir. Ella querría trabajar para ayudar, pero desde que le cerraron las estancias infantiles, no tiene dónde dejar a su hijo menor, y el mayor ahora sale temprano de la escuela, pues ya no puede estar ahí de tiempo completo, como antes. Su marido está harto de no tener trabajo fijo. Un día le dio por tomar y la golpeó. Ella se hubiera ido con sus hijos a uno de los refugios que había antes, pero ahora tiene que quedarse en casa. Las pocas ayudas que manda AMLO le llegan en efectivo a su marido, y él se las gasta en lo que quiere. Por si las dudas, ella va a lo que le digan los Siervos de la Nación en su colonia, pues les quitan esa ayuda si no va.

Citlali le dice que AMLO cumplió lo que prometió, y que vea cómo casi no ha subido la gasolina. Pero a ella qué más le da. Ninguna de las dos tiene coche. Lo que sí sabe es que a cada rato la asaltan en el transporte público, y que cada vez tiene que ir más lejos para comprar lo básico. Muchos de los comercios de la colonia tuvieron que cerrar porque les pedían pago de piso. Además, ahora tiene que ir casi todos los días al mercado, pues se le echó a perder el refrigerador. El que lo fue a arreglar le dijo que es por tanto apagón, y que tiene que comprar uno nuevo. No tiene con qué. Pero Citlali le dice que eso es mejor que antes, por la soberanía.

La escuela de su hijo tampoco va bien. Los maestros se la pasan en marchas. Él sigue sin leer pues se atrasó mucho quedándose en la casa cuando la pandemia, pero nadie le ayuda a ponerse al día. Lo bueno es que ahora hay universidades que son gratis y donde te aceptan aunque llegues sin saber nada. Su sobrino acabó la carrera en una de esas, pero lleva un año buscando trabajo y no le dan, así que estaciona carros en un restaurante. Citlali dice que eso es culpa de los conservadores.

Lo que más le preocupa a María es su mamá. Es diabética y lleva meses sin cita en el hospital. Desde que se quedó sin Seguro Popular, es casi imposible ver médicos. Y cuando lo logra, no consigue las medicinas que le recetan. La farmacia no las tiene y, si de milagro hay, están carísimas. Se emocionó mucho cuando vio que el Presidente inauguró un hospital cerquita de su casa. Pensó que ahí sí le iban a volver a hacer mamografías como antes, y que por fin vacunarían a sus hijos, pero ya pasaron dos años y ahí siguen sin atender a nadie. Su papá también anda mal. Padece de asma y las contingencias ambientales, que ahora pasan cada semana, le afectan mucho. Su vecino dice que es porque queman cada vez más combustóleo para producir electricidad, pero Citlali dice que eso es mentira, que la culpa la tienen los neoliberales, porque ellos les dieron la electricidad a los extranjeros.

María está preocupada. Quizá deberían irse al otro lado, como muchos parientes. Ellos trabajaban en las plantas que los gringos cerraron. Dicen que como se va a acabar el Tratado de Libre Comercio que había, se están llevando las fábricas de regreso. Quizá allá puedan volver a encontrar chamba. Citlali dice que es mejor que cierren, porque esas empresas extranjeras nos explotan.

Pero María está confundida, porque ve que sus parientes que viven allá trabajan para empresas gringas y les alcanza hasta para ayudarles a sus familias acá; allá el gobierno no genera la luz, pero no es cara, ni hay apagones; consiguen medicinas y ven doctores, y al hijo de su prima, que tiene necesidades especiales, le pusieron a alguien que le ayude a leer bien y ya se emparejó en la escuela.

Pobres gringos, seguro ellos no entienden eso de la soberanía.

@jorgesuarezv

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