Era un operativo realizado por Sedena en el área de influencia de Ricardo Ruiz Velazco, “El Doble R”, uno de los cabecillas del Grupo de Élite del Cártel Jalisco Nueva Generación. Según fuentes de seguridad, aquella tarde, sin embargo, “El Doble R” no era el objetivo de los militares.
El Presidente diría más tarde que se tuvo conocimiento de que integrantes de dos grupos delictivos iban a sostener una reunión.
De acuerdo con la Sedena, cuando personal castrense llevaba a cabo un reconocimiento en el poblado de Mesa de Torres, en el municipio de Ixtlahuacán del Río, en Jalisco, los militares sostuvieron el primero de tres enfrentamientos con integrantes de la delincuencia organizada.
Diría el Presidente en su “mañanera” que esto desató “la protesta”.
El crimen organizado incendió vehículos e hizo narcobloqueos en los alrededores de Zapopan, a más de 50 kilómetros de Ixtlahuacán: se quemaron vehículos en las colonias San Isidro, Mesa Colorada y Paso de Guadalupe, situadas en la carretera a Saltillo, en el ingreso a la Zona Metropolitana de Guadalajara, así como en el Camino a Valle de San Isidro.
Los narcobloqueos abarcaron la zona cercana a San Francisco de Ixcatán y El Tempisque. Ahí, hombres armados despojaron a varios conductores de sus unidades y les prendieron fuego, a fin de impedir que los cuerpos de seguridad se aproximaran a Zapopan, en donde viven varios líderes del Cártel: el escudo de protección de los jefes abarcó más de 50 kilómetros en esa región.
De manera simultánea comenzó a arder Guanajuato.
A las 8:30 de la noche, las autoridades recibieron el reporte de que un Oxxo de Celaya, a casi 300 kilómetros de distancia, había sido atacado con bombas molotov.
Según los testigos se habían escuchado detonaciones y, poco después, una explosión.
A los pocos minutos una locura sin freno se desató en Irapuato. Comenzaron a llegar reportes de Oxxos quemados en las colonias Arcos de Guanajuato, Españita, La Pradera, Los Presidentes y Ciudad de Los Olivos.
Ardieron también los Oxxo de las colonias Rancho Grande, Bajada de San Martín, San Antonio de Ayala, Independencia, Las Reynas y Los Fresno.
Los reportes hablaban de civiles armados con ropa tipo militar o “ropa pixeleada”.
Un video grabado por los propios agresores muestra a varios individuos armados, con ropa de camuflaje, gorras y chalecos tácticos, que ingresan en una de esas tiendas mientras se escuchan los gritos de un niño:
“¡Órale, córranle a la verga!”, gritan. Se escucha más tarde el grito:
“¡Pura gente del señor Mencho!”, mientras los anaqueles arden y truenan los disparos.
“¡Vámonos, ciérrale, ciérrale, ciérrale…”, se oye decir a los sicarios mientras abordan sus camionetas.
Veinte tiendas de la cadena ardieron en Irapuato. Ocurrieron también quemas de farmacias y de vehículos.
A lo largo de tres horas aproximadamente, los incendios –y también los intentos de incineración– de tiendas, farmacias, taxis, camiones de pasajeros y vehículos de carga, se extendieron a lo largo del estado.
Además de Irapuato y Celaya, abarcaron los municipios de Silao, Salamanca, Abasolo, León, San Francisco del Rincón y Valle de Santiago.
Se contabilizaron más de 40 ataques, 90 por ciento de los cuales se focalizaron en los Oxxo. Hasta el momento no se sabe por qué. En Irapuato, donde hubo 11 detenidos, algunos de ellos señalaron simplemente que eso les habían ordenado.
En Jalisco, en donde se aseguraron 32 armas y 9 vehículos, los aprehendidos fueron solo cinco.
Fuentes federales confirmaron que “El RR” no se halla entre los detenidos. Que en el operativo que hizo arder más de 300 kilómetros de territorio mexicano no hubo detenciones importantes.
El último ataque registrado durante lo que el presidente López Obrador llamó “protestas” se dio pasadas las 11:30 de la noche: tres horas de terrorismo en las que se probó que el Estado no tiene control alguno sobre amplísimas zonas del territorio. Tres horas de pánico sobre las que no hay todavía explicaciones convincentes.