El calentamiento global está teniendo consecuencias severas para el planeta y para los seres humanos. Son miles las personas que mueren con las olas de calor que ocurren cada vez mayor frecuencia y se presentan en diversas partes del mundo. El presente año no ha sido la excepción. Ante este panorama muchos científicos trabajan para entender los límites del cuerpo humano al calor extremo. De hecho se ha encontrado que la resistencia humana al calor es menor de lo que se pensaba. Si este es el caso entonces millones de personas están en peligro inminente (ver: D.J. Vecellio et al., “Evaluating the 35° C wet-bulb temperature adaptability threshold for young, healthy subjects”, Journal of Applied Physiology. Vol. 132, February 2022, p. 340).
La historia de la humanidad muestra que el cuerpo humano es capaz de aclimatarse a condiciones extremas pero solamente sobre largos periodos de tiempo, es decir; geológicamente hablando. Sin embargo los tiempos geológicos se miden en miles o millones de años mientras que actualmente los cambios climáticos que se están presentando en el planeta ocurren con extraordinaria rapidez. En este año se han reportado temperaturas superiores a los cuarenta grados en Gran Bretaña, de cuarenta y cinco grados en la provincia de Wardha en India y de cincuenta grados en Nawabshah, Paquistán. Estas temperaturas están causando incendios severos en muchas partes del mundo incluido California en Estados Unidos, Burdeos en Francia, así como en Australia.
Someter al humano a altas temperaturas tiene importantes efectos como calambres, infartos, deshidratación y problemas en los riñones, entre otros, además de incrementar nuestro nivel de agresividad y habilidad para concentrarse.
Sabemos que el cuerpo humano aplica varios mecanismos para bajar la temperatura. Para esto el corazón late con mayor rapidez incrementando así el flujo sanguíneo que irriga la piel en donde el aire que está en contacto con el cuerpo retira el calor. De hecho el sudar es también un mecanismo muy eficaz que utiliza el cuerpo para enfriarse. Pero hay límites. Este límite depende de varios factores pero principalmente de una combinación de humedad y temperatura ambiente, por ejemplo 35 grados y 100% de humedad, o 45 grados y 50 porciento de humedad. Las combinaciones de “calor y seco”, o de “templado y húmedo”, pueden ser igualmente peligrosas.
En experimentos realizados con adultos sanos entre 18 y 35 años sometidos a diversas combinaciones controladas de temperatura y humedad se ha encontrado que los límites humanos son menores de lo que se había supuesto. Estos resultados ponen en riesgo a millones de personas que están fuera del rango estudiado (personas jóvenes) pues en la etapa infantil o en la madurez y vejez, la resistencia humana es aún menor.
Nadie desea que ocurra, pero parece inevitable que futuras olas de calor serán responsables de la muerte de millones de personas.