Cuatro años de una vorágine demagógica aturden. No hay respuestas serias, ni diálogo posible, sólo agresiones y mentiras. La mentira y la negación hoy lo hunden. Tarde o temprano se irán y la sociedad mexicana debe tener claridad en ciertas realidades.
1.- La violencia ahoga a México. El País ardió la semana pasada con actos terroristas que amenazan a todos los ciudadanos. ¿Acuerdos, pactos con narcos? La traición está en su entraña. Respuesta: “El caso de Ensenada y Tijuana fue más un espectáculo…Están exagerando nuestros adversarios…. Está todo montado…No hay ningún problema mayor”. Negación y mentiras.
2.- La cancelación del NAICM anunció la irracionalidad. Resultado: la destrucción de las capacidades aeroportuarias -incluidas las humanas- de la capital. Cayeron en su propia trampa. ¿Imponer a las aerolíneas lo que atenta contra sus intereses? ¿Saturado? En el 2018 el AICM manejó casi 48 millones de operaciones, contra 36 en el 2021. Tendrán que reparar la T2 y, a la larga, se tendrá que construir un nuevo aeropuerto. No será anécdota, sino inicio del fracaso.
3.- El sistema de salud está colapsado. El rumbo anterior era el correcto: llegar a la cobertura universal. Fusión institucional e impuesto universal al consumo, léase IVA, parece una fórmula eficaz de financiamiento. Llegaremos, pero a la mala.
4.- El mayor problema financiero de largo plazo son las pensiones. No hablan de ellas. Llegarán a ser el 6.3% del PIB en el 2024. Las opciones para financiarlas son conocidas, entre ellas elevación de la edad de retiro, revisión de aportaciones.
5.- La energía limpia es obligada por los costos en los hogares, en salud pública y en la productividad de las empresas. México tiene una gran vocación verde. Estamos perdiendo tiempo irrecuperable y mucho dinero.
6.- Los órganos reguladores son un nuevo contrapeso institucional de las economías globalizadas. Tendremos que fortalecerlos para dar certeza y conseguir inversión.
7.- Morena llegó al poder por los cauces del INE. Después de su elección interna, están moralmente derrotados en sus críticas.
8.- Las FFAA van perdiendo, tienen más recursos pero la caprichosa encomienda de seguridad -que no estrategia- es un fracaso. Problema número uno en la opinión pública. Pactar tácitamente con los narcos, también requiere coherencia, por ejemplo no privilegiar a un grupo. Les está costando vidas y prestigio. Los soldados, marinos y guardias, quieren llegar a sus casas con la frente en alto. La inconformidad al interior de la Guardia Nacional aflora. Entre más expuestas a labores en las cuales no tienen experiencia, más riesgos para las FFAA. Lo ocurrido en cinco entidades, fue una demostración de fuerza con contenido político. Por qué ir contra los OXXOs que, al final del día, son empresas familiares.
Mal negocio para todos. La inseguridad nos ahoga.
9.- Las policías municipales y estatales -fuertes y profesionales- son una precondición para cualquier estrategia de seguridad. Financiarlas a través del predial -que en México es ridículo- ha sido una solución en otros países.
10.- Chile y Colombia lo están haciendo: reforma fiscal de arranque. Aquí se desaprovechó la oportunidad. La exitosa recaudación a grandes empresas, no basta. Seguimos teniendo una recaudación pequeña (17% del PIB, Brasil 32 y Argentina 29%) y por ende un estado pequeño y… débil.
11.- Beneficiar a ciertas empresas -el llamado “grupo chipilín”- y ensañarse con otras –las cerveceras, por ejemplo- produce una insana incertidumbre empresarial: todo depende de las simpatías del Señor. Sólo las reglas parejas propician inversión y empleo.
12.- Hablar de un “decreto” o “acuerdo”, o cambio a la ley para volver militar el mando de la Guardia Nacional desconoce jerarquías jurídicas y viola por lo menos seis artículos constitucionales (13-16-21-73-76-129), dos leyes nacionales y la Convención Interamericana. Se acabó la farsa. ¿Es golpe?, un intento ingenuo, sin duda. Acompañar es complicidad.