QUIENES saben cómo se despliegan las cortinas de humo consideran que la detención de Jesús Murillo Karam y la liberación de Rosario Robles es oootra de las distracciones a las que suele recurrir el gobierno cuando las cosas se le ponen color de hormiga.

NO PARECE casualidad que la FGR de Alejandro Gertz aprehendiera al priista justo un día después del informe sobre el caso Ayotzinapa, ni que Robles fuera liberada ¡el mismo día!

MÁS AÚN porque los tres hechos ocurren después de una semana de intensa violencia del crimen organizado que provocó una fuerte reacción del “amigou” de Palacio Nacional, Ken Salazar.

Y NO ES QUE alguien defienda a los ex funcionarios de Enrique Peña Nieto, simplemente que el momento en el que se dieron tanto la detención como la liberación de tan altos perfiles del peñismo resulta sospechosamente conveniente para el gobierno.

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QUIENES van a tener que aguzar el olfato en la medida en la que sigan desatadas las pre-precampañas electorales son los sabuesos del SAT, que encabeza Raquel Buenrostro.

OCURRE que una de las tácticas de moda entre políticos que aspiran a una candidatura es contratar a influencers para que difundan en redes sociales sus supuestas virtudes y logros, tal y como lo hacen con empresas, productos y marcas.

NADA MÁS que en el mercado de la “influencia” la mayor parte de los pagos son en efectivo y se hacen por debajo del agua, pues a los youtuberos, feisbuqueros, tuiteros, tiktokers e instagramers nomás no les gusta eso de tener que pagar impuestos.

Y DADO que los influencers cobran por cada “mención” desde los 50 mil hasta los 150 mil pesos, vaya que la evasión fiscal en redes sociales por mensajes políticos y comerciales podría convertirse en todo un “trending topic”.

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ADIVINANZA: ¿En qué se parecen el Papa Francisco y Andrés Manuel López Obrador?

EN QUE son jefes de Estado en dos países predominantemente católicos, son expertos en las largas homilías, basan su discurso en la fe y no en la ciencia… y en que ninguno de los dos ha condenado o siquiera mencionado el atropello del gobierno de Daniel Ortega contra la Iglesia católica en Nicaragua.

YA NI PENSAR que se pronuncien sobre los otros grupos y gremios que son considerados “enemigos” del Estado nicaragüense, como los políticos de oposición, empresarios, académicos, estudiantes, defensores de los derechos humanos, periodistas y hasta los filólogos y los otorrinos. Toda organización social o ciudadano independiente representa un peligro ante los ojos del dictador Ortega.

EL SILENCIO en Palacio Nacional y en El Vaticano parecen dos casos de ceguera -y sordera- voluntaria.

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