Cal Thomas, un célebre comentarista político, dice que la gente odia a los políticos porque no buscan la verdad, sino elecciones y poder. Eso aplica a los partidos y a las alianzas entre éstos. Y, por eso, en el Estado de México se presentan dilemas que se repetirán en 2024.
Morena está judicializando la política. Con el objetivo de marginar a Ricardo Anaya, el principal contendiente de oposición de acuerdo con las encuestas no-patrocinadas, ha bastado la amenaza con cargos ficticios que ningún tribunal que se dé a respetar consideraría. Para intimidar al PRI, y al Grupo Atlacomulco, se apresó al exprocurador Murillo Karam por defender una “verdad histórica” sobre Ayotzinapa que es idéntica a la que le tomó casi cuatro años a Alejandro Encinas procesar. La amenaza es clara. Morena quiere que el PRI se haga a un lado en el Estado de México.
El 9 de junio, los partidos que componen la alianza Va por México -PAN, PRI y PRD- acordaron una moratoria constitucional para no apoyar las reformas propuestas por Morena a CFE, INE y Guardia Nacional. Pero Morena sabe que ahí el eslabón más débil es la larga cola de Alito Moreno. Layda Sansores, la gobernadora de Campeche, empezó una campaña de intimidación revelando uno a uno los pecados que el gobierno está dispuesto a archivar a cambio de la complicidad de su coterráneo. El pellejo del presidente del PRI está en juego, y al pegarle se busca de paso sabotear la alianza.
No cabe duda. Alito romperá la moratoria. El miedo no anda en burro y las carpetas no se archivan solas. Pero esto no acaba ahí. AMLO recurrirá una y otra vez a la misma amenaza cuando el apoyo del PRI sea necesario. Ojalá que Alito entienda que esto es “pago por evento”. Ahora sus aliados tendrán que decidir qué hacer. Hay varios escenarios posibles.
La primera opción del PAN es ir solo en el Estado de México. El ataque a Enrique Vargas, su candidato, lo originó el propio PRI, que en paralelo pagó encuestas patito que posicionan mejor a sus posibles candidatos presidenciales que a los del PAN. ¿Por qué le hacen eso a su aliado? Porque son como el alacrán que pica a la rana en la fábula, a pesar de que al hacerlo ambos se ahogan en el río. Jugar sucio es su naturaleza. En ese escenario de oposición dividida, Morena gana el Estado de México fácilmente.
La segunda opción del PAN es buscar una alianza con Movimiento Ciudadano. Juan Zepeda es un candidato fuerte que ya probó su valía en la elección pasada. Tiene clara fuerza en el oriente del estado -Neza, Ecatepec, Chimalhuacán, Chalco- y se complementaría bien con el “corredor azul” donde el PAN domina -Huixquilucan, Tlalnepantla, Atizapán, Cuautitlán Izcalli- por lo que serían competitivos, aunque el PRI vaya solo. El problema ahí sería convencer a los liderazgos panistas locales que preferirían aliarse con Del Mazo, y que serían cooptados fácilmente por Morena si la ven perdida.
La tercera opción del PAN es ser pragmáticos. Manifestar su enojo ante la falta de congruencia priista, pero preservar la alianza. En ese escenario, también pueden ganar, aunque Juan Zepeda vaya por su cuenta. Éste seguramente le quitaría más votos a Delfina que a la alianza.
La fuerza del PRI en el estado no debe menospreciarse. La estrategia de Del Mazo con su Salario Rosa, una tarjeta de débito dirigida a las mujeres, es similar al reparto de ayudas de Morena en todo el país. En la elección del año pasado, el PRI obtuvo 12% menos votos que Morena, pero sumando los votos del PAN obtendría 31% más.
La elección presidencial de 2024 pasa por 2023. La prioridad es llegar a ésta con una coalición que logre sumar a todas las fuerzas políticas, para que éstas vean por encima de sus propios intereses, y un solo candidato de oposición. En menos de un año Alito deja de encabezar al PRI y hay priistas valiosos -Paredes, De la Madrid, Guajardo- que aportarán sensatez.
A veces, aunque el marido sea infiel prevalece el matrimonio, pensando en los hijos. Nada importa más que sacar a Morena de Palacio. México no aguanta otro sexenio de polarización e ineptitud.
@jorgesuarezv