La economía de México sigue sin recuperar el tamaño que tenía antes del Covid. Hoy nuestra única fuente de crecimiento proviene de ser vecinos de la economía más grande del mundo. Esto ha permitido que crezca nuestro consumo, apoyado por remesas que han subido casi 17% este año, y exportaciones que han aumentado 18.2%. Ambos factores dependen de EU, cuya economía recuperó su tamaño, incluyendo el crecimiento esperado prepandemia.

El Covid transformó al mundo y eso nos presenta una oportunidad histórica. Por un lado, dejó una evidente escasez de trabajadores en EU. Su economía presenta 11.2 millones de puestos vacantes, con sólo 5.6 millones buscando empleo. Si consideramos que, debido a la pandemia, hay 3 millones más de retirados de lo esperado; que hay 2 millones de migrantes menos debido a las políticas de Trump (lo cual dificulta la reintegración de mujeres a la fuerza laboral por la falta de ayuda en casa); que hay un millón de trabajadores severamente afectados por secuelas de Covid, y quizá 15 millones con “Covid largo”, la falta de trabajadores va para largo y afectará a la producción. Por eso vemos amenazas de huelga entre estibadores, que ya reciben sueldos de seis dígitos, y trabajadores ferroviarios. La falta de trabajadores también hará mucho más difícil reducir la presión inflacionaria, pues presiona salarios al alza. Establecerse en México se vuelve deseable.

Viene, además, un conflicto entre China y EU. Por ello, a la industria de EU le urge sacar de ahí sus cadenas de suministro. Prefieren acercarlas geográficamente para bajar costos de transporte (y no arriesgarse a escasez de barcos y contenedores); y necesitan también desarrollar redundancias para evitar que se detengan sus líneas de producción, si algún proveedor de partes o insumos vuelve a tener problemas. Pasamos de just-in-time a just-in-case. También urge reducir su dependencia de partes estratégicas, como los microchips o semiconductores que se fabrican predominantemente en Taiwán. EU hizo el mismo error en ese mercado que Europa al depender tanto de gas ruso. Aprendieron la lección. El Departamento de Comercio de EU asignará 39 mil millones de dólares de recursos federales para desarrollar la producción de chips. El objetivo es no sólo la autosuficiencia, sino producir la siguiente generación de circuitos integrados capaces de mayor potencia y menor consumo de energía.

Es por todo lo anterior que Antony Blinken, secretario de Estado, y Gina Raimondo, secretaria de Comercio, vinieron a la CDMX. En un mundo tan complicado, dice mucho tener la atención de dos secretarios tan importantes. Claramente, buscan limar asperezas y presentarnos el tamaño de oportunidad frente a nosotros. En el Diálogo Económico de Alto Nivel subrayaron que México puede ser parte de la solución, tanto para chips como para la producción de automóviles eléctricos. El objetivo es tener 26.4 millones en circulación en 2030, más de 10% del parque vehicular total. En EU se asignarán 1,780 millones de dólares para subsidiar su compra los próximos tres años, y Canadá ya subsidia hasta 5 mil dólares por automóvil.

Ante la migración de capacidad productiva hacia México, hoy no hay parques industriales o bodegas vacantes, y se ha acelerado la migración del sur del país al Bajío y al norte, donde ésta se encuentra. (¡Si tan solo tuviéramos un buen aeropuerto!). Nuestro talón de Aquiles es la incertidumbre sobre el abasto suficiente, confiable, barato y limpio de energía eléctrica. Si lo ofreciéramos, México experimentaría décadas de crecimiento sin precedente.

A pesar de que AMLO ha logrado enemistarse tanto con demócratas como republicanos, parecería que ese gobierno será pragmático, y quizá incluso negocie para evitar que la consulta por la flagrante violación al T-MEC por la Ley de la Industria Eléctrica llegue a un panel que, sin duda, fallaría en nuestra contra. Por eso, AMLO ya no hablará del tema mañana, mejor abordará la paz mundial.

Ojalá alguien le explicara la oportunidad que podríamos perdernos.

@jorgesuarezv

ÁTICO

La escasez de trabajadores y un inminente conflicto entre EU y China nos presentan una oportunidad irrepetible. Ojalá la aprovechemos.

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