“Ha perfeccionado la presidencia teflón. nada se le pega”. 

Pat Shroeder sobre Ronald Reagan, 1983

 

Las filtraciones no le han hecho daño al Presidente. Ni las de El rey del cash, ni las de Sedenaleaks, ni ninguna de las anteriores. A López Obrador lo protege una resbalosa capa de teflón ante revelaciones que habrían destrozado a cualquier otro político. Su popularidad se mantiene incólume. 

Desde hace mucho tiempo ha sido claro que AMLO y sus colaboradores utilizaron aportaciones en efectivo para financiar su movimiento político cuando estaban en la oposición. Ahí están los sobres que recibía Pío López Obrador, quien ha dicho que “fueron aportaciones para apoyar el movimiento con el tema de gastos menores”. Otro hermano del Presidente, Martín Jesús, ha sido exhibido en un video también recibiendo un sobre con efectivo. Estas aportaciones entregadas por David León provenían presumiblemente del gobierno de Chiapas, en ese entonces estaba encabezado por el hoy senador del Partido Verde Manuel Velasco. 

No ha sido Velasco el único gobernante que ha hecho aportaciones de dinero al movimiento. Cuando Delfina Gómez era presidenta municipal de Texcoco hizo descuentos del 10 por ciento del salario a funcionarios para entregarlos al movimiento. Estas aportaciones han sido documentadas por el Instituto Nacional Electoral. Morena fue sancionado, pero poco importa. Las multas las pagamos los contribuyentes y Delfina fue premiada con la Secretaría de Educación Pública y ahora con la candidatura de Morena al Gobierno del Estado de México. 

En el libro El rey del cash Elena Chávez, expareja sentimental de César Yáñez, entonces coordinador de comunicación de López Obrador y hoy subsecretario de Gobernación, sostiene que Marcelo Ebrard entregó, a través de su secretario de finanzas, Mario Delgado, maletas con dinero en efectivo al movimiento. Afirma que presenció algunas de estas entregas a Alejandro Esquer, hoy secretario particular del Presidente, y que escuchó conversaciones sobre otras. 

Aportar dinero en efectivo al movimiento representaría una violación a la legislación electoral. El hecho de que, cuando menos algunos montos, provengan de recursos gubernamentales complica el tema. Los funcionarios que ordenaron el uso de recursos públicos para financiar un movimiento político o un partido estaban cometiendo el delito de malversación. Estaban violando, además, la ley electoral. 

Otros políticos antes también violaban la ley. Petróleos Mexicanos hizo pagos extraordinarios al Sindicato Petrolero que se utilizaron para financiar la campaña electoral del candidato del PRI Francisco Labastida en 2000. Amigos de Fox triangulaban aportaciones de empresas nacionales y extranjeras para financiar de manera ilegal la campaña de Vicente Fox también del 2000. La empresa brasileña Odebrecht, por otra parte, entregó dinero a Emilio Lozoya para presumiblemente financiar de forma ilícita la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012. 

Labastida no llegó al poder, a Fox no le hicieron mella las investigaciones sobre los Amigos y la popularidad de Peña Nieto se desplomó, pero no por el financiamiento ilegal de su campaña, sino por sus propios errores. Quizá no sorprenda así que López Obrador no esté sufriendo consecuencias políticas. Su popularidad se basa en su cercanía con el pueblo y en las asistencias sociales que reparte. Temas tan etéreos como el financiamiento ilegal de un partido no le preocupan mucho a la gente común y corriente, la cual considera que todos los políticos hacen maniobras similares para llegar al poder. Y quizá tengan razón. 

La furia

Putin ha reaccionado con furia a la destrucción parcial del puente de Kerch. Tras denunciar el hecho como un “acto de terrorismo”, ha bombardeado una vez más poblaciones civiles. Hay una distancia muy grande, sin embargo, entre destruir instalaciones civiles con uso militar y bombardear zonas habitacionales. 

www.sergiosarmiento.com

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